Una persona perezosa es un reloj sin agujas, siendo inútil tanto si anda como si está parado.

William Cowper

 

El síndrome de la pereza directiva en organizaciones lo podríamos describir como la situación en la que los directivos o líderes de una organización no cumplen adecuadamente con sus responsabilidades y no toman las decisiones importantes, lo que lleva a la falta de progreso y a la reducción del rendimiento y competitividad de la empresa.

Como decía Benjamín Franklin…

“La pereza viaja tan despacio que la pobreza no tarda en alcanzarla” 

Una situación de alto riesgo para la empresa

Es evidente que, en función del nivel de ese o esos directivos, el impacto en los resultados de la empresa tiene un peso distinto, pero en cualquier caso, esa pereza que en este contexto se materializa fundamentalmente en la no toma de decisiones, se puede concretar en:

  • Pérdida de oportunidades, especialmente grave en tiempos de transformación como los actuales.
  • Ineficiencia y deterioro de la productividad, no se realiza el seguimiento de la actividad y por lo tanto, no se toman medidas para solucionar potenciales problemas.
  • Pérdida de competitividad, por el escaso interés por innovar, por el deterioro de la calidad, o por la falta de adaptación a las nuevas reglas del mercado.
  • Impacto negativo en la moral y desarrollo del equipo, especialmente al generarse una inevitable falta de confianza.

La pereza un factor de mediocridad

La mediocridad y la pereza están estrechamente relacionadas. La pereza la podemos considerar como una de las principales causas de la mediocridad.

Si una persona no está dispuesta a esforzarse y aportar su potencial en una actividad o toma de decisión, difícilmente podrá destacar tanto en su trabajo, como en cualquier otro aspecto de su vida, por muy preparado o listo que sea.

La pereza te hace mediocre. Clic para tuitear

Como dice Stephen Pressfield (novelista y guionista estadounidense) “La pereza es el muro que separa el talento de la mediocridad”.

El problema de la doble agenda y la pereza interesada

La pereza directiva es un problema que se agrava en tiempos de cambios como los actuales, en los que resulta imprescindible un liderazgo valiente que tome decisiones de vital importancia para el futuro de la empresa.

Cuando hablo de doble agenda me refiero, por un lado, a las necesidades evidentes de la empresa en términos de transformación para aprovechar las oportunidades digitales y seguir siendo competitiva en el mercado, y por otro, a la agenda de sus directivos que viven confortablemente con unos resultados que todavía son suficientes, sin realizar los cambios necesarios.

¿No os parece que en este caso podríamos calificar a la pereza de interesada? O lo que es lo mismo, seguir con los resultados “a corto”, que garantizan el bonus. La cuestión es ¿Qué hacer cuando le “toca” a la empresa y a sus empleados un directivo de estas características?  Desde luego se verá en los resultados, la cuestión es, si no será demasiado tarde.

Sin duda, consejeros y dueños deben estar muy atentos a estos comportamientos que muchas veces se camuflan con palabrería, actos y resultados cortoplacistas.

En más de una ocasión, al finalizar alguna de mis clases, me ha preguntado algún alumno, “¿qué puedo hacer si mi jefe (en algunas ocasiones el Director General o CEO) no ve la necesidad del cambio en mi empresa?”

Mi respuesta es: ¿Cuánto tiempo crees que seguirá en el puesto? Si la respuesta es “parece que va para largo”, …la solución parece clara: cambiar de empresa. Porque ¿hay algo peor que trabajar con un directivo perezoso mediocre e interesado?

¿Os parece un síndrome extendido? ¿se os ocurre algún antídoto imaginativo? Tal vez lo pueda ser, la desobediencia inteligente que nos comentaba Luis Mateos Keim hace unas semanas.

 

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5 comentarios de “El síndrome de la pereza directiva en organizaciones

  1. Manuel Lopez dice:

    Muy acertado tu comentario Adolfo. No queda sino suscribir cuanto dices en el artículo y además extrapolable a otros ámbitos de la vida no profesional.

  2. Felix Ainsa dice:

    Reflexión muy interesante y creo que un comportamiento bastante más extendido de lo deseable. En mi opinión, aunque la desobediencia inteligente puede ayudar a combatirlo no es suficiente. Es más, si estamos ante un directivo perezoso “convencido” puede acabar usando la desobediencia inteligente en beneficio propio, aprovechando el interés y compromiso de su colaborador para suplir sus carencias y afianzarse en su forma de actuar. Hay muchos ejemplos en el mercado.
    Creo que la forma más eficaz de combatirlo es con una fuerte implicación de los superiores del directivo, y como tú mismo indicas de los accionistas de la empresa; con la existencia de objetivos a largo plazo con milestones que tengan impacto en la retribución anual, o con la inclusión en el sistema de recompensas del cumplimiento de los valores corporativos de cada organización. Y también con la creación de canales de iniciativas, en las que puedan participar libremente todos los empleados de la organización, sin pasar por filtros de sus superiores.

  3. Remi Román dice:

    Muy interesate Adolfo. Para mi este tipo de «personajes» son vende humos que solo actúan cuando ven peligrar su silla.

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