Colaboración de Luis Mateos Keim

 

Mejor pedir perdón que pedir permiso”.

Cita Popular

 

En un entorno trepidante, en el que todo cambia de forma sistemática y tenemos que trabajar como un enjambre que se reorganiza constantemente en función de una hibridación entre el entorno y la estrategia habría dos opciones en la toma de decisiones.

  1. consensuar cada paso para garantizar la compatibilidad
  2. tirar «palante» y rezar porque todo cuadre

Si la pregunta es si es mejor ser «obediente» y esperar órdenes explícitas y respuestas de «go or no go» ante cada duda o hacer «lo que a uno le dé la gana» tendería a decir que en términos generales, en una organización es peor un espíritu libre kamikaze que un dócil corderito.

El problema es que el corderito no sólo es inoperativo en términos de aportación de valor, sino que frena la operativa de su «superior» al tener este constantemente que supervisar a éste y seguramente al resto del equipo… cuanto más rápidamente sucede todo, más crecerá su sensación de estar gestionando platos chinos inconexos.

La desobediencia inteligente

Entendiendo esta como la capacidad de ser un verso libre en un poema consiguiendo ser parte esencial del mismo sin romper su rima, su ritmo y su esencia ni trama. Es ser autónomo en las decisiones y en el cómo contribuir al qué del proyecto interpretando las necesidades del mismo por encima de sus enunciados.

Ser un verso libre en un poema consiguiendo ser parte esencial del mismo sin romper su rima, su ritmo y su esencia ni trama

Esta desobediencia smart es muy peligrosa, porque tiene 2 trampas principales:

  1. La palabra «inteligente» que entiendo que implica pensamiento crítico, comprensión profunda del objetivo y de las variables clave de la estrategia y sobre todo de tu papel en el enjambre. No está al alcance de todos.
  2. La «desobediencia» no es a la organización, su estrategia y su objetivo. La desobediencia se debe centrar principalmente en el «cómo» ayudar a la organización, no al fin superior. Se trata de ser desobediente a las decisiones u órdenes literales que son meros instrumentos para conseguir un fin superior.

Una sana lectura de la desobediencia es tan importante porque las normas están cambiando constantemente y cumplir las de ahora es incumplir las de ahora… porque ahora pasa y lo que prevalece es la necesidad de los objetivos.

La norma, la ley, la regla siempre va por detrás, pero las organizaciones tienen que ir por delante, anticiparse es rentable ahora y para ello, no sólo lo que hacemos, sino lo que no hacemos tiene que cambiar.

Una sociedad desobediente con caos inteligente

La base de una sociedad ágil es tener personas que han desarrollado criterio y espíritu crítico para cuestionarse todo y el conocimiento de los objetivos colectivos para tomar decisiones coherentes con ellos.

No es posible construir una organización o una sociedad con elementos desobedientes que no tengan la capacidad y perspectiva de tomar decisiones que favorezcan el bien común y el del individuo en cuestión. Es sólo cuestión de preparar a las personas para que tengan criterio para elegir de forma autónoma las mejores opciones.

Imposible construir una organización en base a desobedientes sin capacidad y perspectiva de tomar decisiones que favorezcan el bien común.

Business schools: las empresas “cole”

Inevitable es que las empresas se conviertan en organizaciones formativas para coordinar en las personas las necesidades de capacidades y conocimiento, tanto interno como externo, con los requerimientos del proyecto. La adquisición de capacidades vía contratación no es siempre una opción, sobre todo cuando cada vez el peso que tiene el conocimiento interno, la cultura y la estrategia del proyecto es mayor. Ser una Business que sea School de su ecosistema, de su crowd, es esencial.

No hay fórmulas secretas, ni recetas mágicas que creen culturas transformadoras, pero si existen comportamientos que desempeñados colectivamente y de forma sostenida en el tiempo pueden construir culturas orientadas al cambio y a la transformación.

  • Nota: inspirado sobre el punto 9. Desobediencia Inteligente de la lista de Andrés Ortega sobre premisas para la transformación en el que dice que la transformación no se genera con una PPT sino (trascripción muy libre) dejando de usar el «control como principal mecanismo de gestión» «reconociendo el valor detrás del error», «osmotizando con personas diferentes» y no sólo con iguales, incrementando las «conversaciones de valor» desenganchándonos de la «adicción a tener razón» equilibrando emoción con análisis y buscar más preguntas que respuestas abrazando lo aparentemente imposible y lo que más me ha gustado, en un marco de desobediencia inteligente.

El origen

Según Andrés Ortega, quién publicó el «decálogo desordenado» de las necesidades para el cambio y la transformación incluyendo «desobedecer inteligentemente» como punto 9:

La desobediencia inteligente implica en nuestro mundo corporativo incumplir una orden o una instrucción cuando se tiene la certeza de que el cumplimiento de esa orden o mandato va a generar un perjuicio a la persona o a la organización.

Esto es, tener la capacidad de desobedecer porque inteligentemente se es consciente del beneficio que desacatar la instrucción generará.

Este concepto viene del mundo animal y en concreto de los perros guías de personas invidentes, quienes están adiestrados para proteger la vida de sus amos y si ello implica desobedecer una instrucción del amo, cuando esta le pone en peligro, el animal lo hará y desobedecerá inteligentemente. Si un animal es capaz de hacerlo, es más que lógico que un ser humano pueda hacerlo igualmente.

Por eso, una organización multiplica su capacidad de transformación cuando se permite y se práctica la desobediencia inteligente entre sus miembros, algo muy ligado al pensamiento crítico. Obviamente, no consiste en hacer una anarquía, pero se puede desobedecer de forma inteligente a través de la comunicación y el diálogo.

 


Luis Mateos Keim
Founder | Strategist | Architect
OSMOTIC network learning

 

 

 

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2 comentarios de “Desobediencia inteligente, elemento vital

  1. Felix Ainsa dice:

    Efectivamente, sin posibilidad de crítica, no hay posibilidad de mejora. Ahora bien, la crítica, o incluso la desobediencia, hay que canalizarla adecuadamente, lo que permitirá que incluso se fomente. Cualquier “desobediencia” por inteligente que sea, tiene que tener por parte del “desobediente” una explicación y por parte del “desobedecido” hay que aceptarla, estudiarla y sobre todo, sin represalias cuando se demuestre equivocada.

  2. Adolfo dice:

    Félix, gracias por participar en el blog. Como bien reflexionas, la explicación y optimización del proceso, es la clave para poner en valor la desobediencia por muy inteligente que pueda parecer.

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