“No hay que mirar hacia atrás a menos que sea para obtener lecciones útiles de los errores del pasado, y con el propósito de aprovecharse de la experiencia que tan cara ha costado.”
George Washington
La conexión y debate continuo con profesionales y estudiantes sobre el impacto de la disrupción digital, tanto en el ámbito de la transformación de las organizaciones como en el de nuestro futuro inmediato, me permite ir identificando algunos aspectos que sistemáticamente voy compartiendo en este blog como lecciones que, con mente de principiante, sigo aprendiendo.
Me ha parecido interesante publicar las “aprendidas” hasta ahora y al final añadir las aprendidas en los intensos últimos 6 meses.
En abril 2019 publicamos en el blog como lecciones aprendidas:
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- La necesidad de entender la nueva realidad que se estaba produciendo como consecuencia de la disrupción digital, para de forma inmediata pasar a la acción.
- El status quo sigue con su reinado, y se ha convertido en un “bacteria” super resistente a los cambios en las empresas e instituciones.
- El cuadro de mando y la sistemática de seguimiento, empiezan a dar sus frutos en las organizaciones que lo han implantado.
- La fusión de generaciones es un desafío.
- La falta de alineamiento de la transformación con los objetivos de negocio, es un error estratégico de gran impacto.
En diciembre 2019, la ampliamos con:
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- La gestión inteligente del dato se ha convertido en el gran reto de las compañías en su proceso de transformación.
- El “cortoplacismo” es un gran enemigo para el futuro.
- El propósito es esencial y no está tan claro en el entendimiento de empleados y clientes como creen los directivos.
Hoy, está lista la completamos con:
La necesidad de operar en dos velocidades
Como dice acertadamente Michael Dunn en prophet.com.
La primera, es la velocidad del rayo, para que los equipos y su posición en el mercado vuelvan a la “normalidad”.
La segunda velocidad trata de reinventar el futuro: explotar nuevas formas de trabajo, nuevos modelos de negocio, nuevas alianzas y nuevas infraestructuras operativas.
Todo ha cambiado y esta interrupción por la que estamos pasando parece no tener fin. Lo que creíamos saber, en muchos casos ya no aplica y es imprescindible trabajar para crear ese “nuevo futuro”.
Es una realidad que no se puede esperar para construir una estrategia de tres o cinco años, pero si se puede actuar con propósito, intencionalidad, mentalidad abierta y colaboración mejorada para crear una estrategia a medio plazo, con implicaciones de “ahora mismo”.
Como decía Peter Drucker “La mejor forma de predecir el futuro es crearlo”.
Digital por defecto
Empezamos esta pandemia con lo “digital como excepción” y la hemos finalizado con lo “digital por defecto”, un nuevo paradigma que nos llevará a una nueva realidad más automatizada en la que lo físico seguirá teniendo un gran protagonismo, especialmente en las relaciones y actividades de valor añadido, pero que ya es la excepción en muchos procesos empresariales.
Un nuevo enfoque que afecta de forma directa a las formas de trabajar, a la oferta de valor y relaciones con los clientes, a los procesos con los proveedores, etc.
Una situación en la que a todos los niveles (público y privado), tendremos que esforzarnos para minimizar la brecha digital en los distintos ámbitos (geográfico, generacional, económico, etc.) y evitar la potencial desigualdad que se puede producir.
El valor del compromiso
El compromiso, que siempre es un valor de la máxima importancia tanto a nivel individual como en el ámbito de las relaciones particulares o profesionales, ha adquirido, si cabe, una importancia especial en los momentos actuales.
Entendido como la capacidad que tiene el ser humano para
tomar conciencia de la importancia que tiene cumplir con determinados principios, normas o actividades, se ha convertido en un valor determinante.
La actual crisis nos ha servido, también, para valorar el nivel de compromiso en los distintos ámbitos (administraciones con los ciudadanos, empresas con sus profesionales, profesionales con sus empresas, relaciones sociales, etc.) y seguro que para sacar algunas conclusiones … algunas lecciones aprendidas.
La necesidad de la comunicación para mantener el engagement
La comunicación se ha mostrado como la mejor arma para combatir la incertidumbre.
Una comunicación clara, sistemática y bidireccional, que explique con transparencia la situación y los procesos a seguir.
Podríamos decir que la omnicanalidad también ha llegado a la comunicación interna, y por lo tanto, sus principios (empleado en el centro, visión única, sincronización de canales, etc.) tienen su misma aplicabilidad.
La importancia de los planes de continuidad de negocio
Empresas grandes, medianas o pequeñas, incluso autónomos, todos los negocios con independencia de su tamaño deben tener su plan de continuidad de negocio definido y “probado” sistemáticamente.
Una clara lección que hemos aprendido en esta pandemia ha sido que las organizaciones y profesionales que tenían definido un plan (aunque fuera básico) para potenciales contingencias, se han enfrentado a la crisis con mayor posibilidades de superarla.
Es evidente que nadie tenía previsto el brutal impacto que, en todos los ámbitos, ha tenido la covid19, pero también es evidente que si tenías a nivel organización los procesos para trabajar en remoto, digitalizada la oferta y relaciones con los clientes, habías avanzado en la migración a la nube (pública o privada), y tenías un CRM “decente”, has podido realizar una gran parte de la actividad.
A nivel pequeño negocio, la diferencia ha sido evidente y, posiblemente crítica.
Los empresarios y autónomos que se habían preocupado en organizar la información de los clientes, que normalmente les compran, y disponían de esa información, se han podido relacionar con ellos y han mantenido el negocio o en el peor de los casos la relación (p.e. restaurantes que enviaron ofertas para el dia D+1 si hacias la compra por anticipado, lo cual les permitía -y así lo explicaban- seguir teniendo una cierta liquidez y mantener el negocio).
Os animo a compartir las lecciones que hayáis aprendido en estos últimos meses.
Nos vemos en septiembre 2020.
Cuidaros mucho.
Feliz verano
Adolfo
Gracias Adolfo, son ya muchas las lecciones aprendidas que comentas.
Voy a compartir las vividas para mi en estos últimos meses en relación con el negocio al que me dedico, que no es otro que ayudar a mis clientes a contratar mejor la tecnología.
Se ha comenzado a renegociar todos los contratos en vigor y especialmente aquellos contratos de outsourcing plurianuales (medio y largo plazo).
Principales razones y cambios en los mismos:
Cambio en la estrategia de la ubicación futura de la infraestructura: Nube vs on-premise (Data Center propio o neutral).
Cambio en los términos y condiciones contractuales del cuerpo principal del contrato: cláusulas de salida anticipada (incluyendo indemnidades), penalizaciones por incumplimiento de ANSs, concepto de fuerza mayor, etc.
Cambios en los modelos de facturación: Variabilidad de los costes y siempre asociados a indicadores de ingresos de los negocios de los clientes (p.e.: Número de Usuarios vs Numero de tickets para un help-desk).
Disminución de la «asistencia técnica» en favor de los «servicios gestionados» (foco en la eficiencia en costes).
Aumento en el alcance funcional de los servicios (por torre tecnológica completa) en vez de particionar los mismos.
En definitiva, muchas mas modificaciones para conseguir una mayor flexibilidad ante futuros cambios del mercado. Y aquí es perfectamente aplicable el mensaje de tu libro: Actualiza tus contratos o podrías desaparecer.
Felices vacaciones a todos.
Fernando gracias por compartir tus reflexiones en el blog, sin duda la flexibilidad es uno de los aspectos diferenciales de la actualidad.
Feliz verano.
Muy buen post Adolfo. Recuerdo al inicio de la pandemia cómo trabajaron los pequeños que si se preocuparon a su nivel de planes de contingencia. Así algo tan básico como dedicarte a vender vino a hosteleros pasó a ser vender a los familiares y los clientes finales lo que no podían vender a hostelería. El ecommerce no era un problema, subieron stock a Amazon y en 2 días resolvieron el asunto de stockaje y de liquidez. Ese movimiento en la burocracia de la gran empresa es mucho más complicado. Los procedimientos (el pide permiso para no pedir perdón) deben ser más líquidos (aún a riesgo de tener que pedir perdón y no permiso).
Estamos viviendo la revolución digital como en su momento fue la revolución industrial.
Igual que en aquella época, muchos miran hacia otro lado sin querer ver la evolución y el cambio. Una evolución en la que todos ya estamos inmersos y no espera. Quien no se adapte morirá profesionalmente hablando.
Gema, en primer lugar, gracias por participar en el blog.
Incluso tenemos que pensar la la revolución digital entrá en un «siguiente nivel» con el desarrollo de la Inteligencia Artificial.
Miguel, gracias por participar en el blog.
Una vez más la actitud es la gran protagonista.