“No se trata de innovar por innovar, sino de innovar para mejorar vidas”
Satya Nadella
De la revista Dirigentes me pidieron una colaboración que tratara sobre la innovación en la era digital y pensé que era buena idea trascender de la mera tecnología y llevarlo al mundo de los principios y los valores.
La necesidad de innovar con propósito
Como sabemos, las empresas se están enfrentando a un panorama de cambios constantes. La transformación digital, las crecientes expectativas de los consumidores y desafíos globales como el cambio climático y las desigualdades sociales exigen a las organizaciones adaptarse rápidamente.
En este contexto, la innovación ha dejado de ser una opción para convertirse en una necesidad, para mantenerse y prosperar. Sin embargo, innovar por el simple hecho de hacerlo nunca ha sido ni suficiente ni aconsejable.
La innovación con propósito, entendida como la creación de soluciones que no solo buscan avances tecnológicos, sino que también alinean los valores y objetivos de la empresa con el impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente, se ha convertido en un valor diferencial en el mercado.
Este enfoque permite que las empresas no solo respondan a las demandas de sus clientes y del mercado, sino que también construyan un futuro más ético, sostenible y comprometido con el bienestar global, asegurando así un crecimiento que trascienda lo meramente económico.
Generar una dinámica de estas características no es tarea sencilla e implica:
Liderazgo comprometido
Los directivos deben ser los primeros en creer y defender este enfoque, promoviendo su relevancia a todos los niveles de la organización. Esto implica asignar recursos y presupuestos adecuados a iniciativas innovadoras y crear un entorno donde los equipos se sientan seguros para experimentar, aprender y colaborar sin temor al fracaso.
Líderes que deben actuar como agentes de cambio, impulsando la alineación entre el propósito de la empresa y sus actividades de innovación y siendo un modelo de integridad y coherencia.
Cultura de innovación
La innovación con propósito prospera en una cultura que valore la creatividad, el aprendizaje constante y la colaboración. Fomentar una cultura de innovación implica empoderar a los empleados, proporcionarles formación en habilidades nuevas y crear espacios para que compartan y desarrollen sus ideas.
La innovación abierta se convierte en un aspecto destacado al integrar ideas y conocimientos externos que enriquecen la perspectiva organizacional y potencian la creatividad colectiva.
Poner el foco en el cliente y más allá
Una innovación que no solo se centra en satisfacer las necesidades inmediatas del cliente, sino en anticipar sus expectativas y mejorar su experiencia de manera holística. Entender al cliente implica más que conocer sus preferencias actuales; significa captar sus motivaciones, valores y cómo estas pueden evolucionar.
Sin embargo, el enfoque va más allá del cliente en sí y se extiende a cómo los productos y servicios impactan en la comunidad y en el entorno en general.
Las empresas que innovan con propósito buscan crear un valor que beneficie tanto a sus clientes como a la sociedad.
Desarrollar herramientas y procesos
Para que la innovación se desarrolle eficazmente, es vital disponer de herramientas y procesos robustos. Esto incluye plataformas tecnológicas que fomenten la colaboración y la agilidad, así como la adopción de metodologías que permitan una rápida iteración y adaptación.
Es evidente que solo con palabras y buenas intenciones no es suficiente.
Generar métricas de innovación
Son numerosos los proyectos de innovación que han fracaso por falta de métricas que indicaran su verdadero impacto, por eso es fundamental construir un cuadro de mando de innovación que permita visualizar, gestionar y valorar las distintas iniciativas.
Algunos ejemplos
Algunos ejemplos habituales de innovación con propósito son Patagonia, que lidera en sostenibilidad y responsabilidad ambiental en la industria de la moda, o IKEA, que apuesta por la economía circular y productos sostenibles. En el proceso de escritura de El valor de la autenticidad, he tenido la oportunidad de descubrir dos empresas españolas que me parecen también un buen ejemplo: Adolfo Domínguez, que integra la sostenibilidad en sus diseños y promueve el consumo responsable a través de campañas y materiales éticos, y Jeanología, que transforma la industria textil con tecnologías que reducen el consumo de agua y la contaminación, impulsando una producción más limpia y eficiente.
En definitiva, la innovación debe ir más allá de la tecnología y enfocarse en un propósito más profundo y alineado con los valores empresariales. Un enfoque que permite a las empresas aportar un mayor valor a la sociedad y, a la vez, mejorar su reputación y crecimiento.
Totalmente de acuerdo Adolfo.
La clave ABSOLUTA de la innovación y por tanto del proceso creativo necesario para traducir la imaginación en algo tangible, es el PROPÓSITO. El gran poder del ser humano, ahora que estamos en los inicios mas explosivos de la inteligencia artificial generativa, es «la imaginación», ese espacio único y personal, que desentrama los retos y desafíos que afrontamos a diario.
No hay página en blanco, hay retos que resolver, pero para resolver, primero hay que definir con mucha claridad y acierto, ahí empezamos a definir el propósito.
La tecnología llegará al final de todo este proceso de pensamiento y creatividad. Para agilizar, mejorar, inspirar, validar, …
En mi asignatura de «Tecnología para la creatividad» que impartimos en The Core School, el primer tema se llama «En búsqueda del Propósito».
Gracias como siempre por compartir tu visión.
Abrazo
Lito gracias por participar en el blog y compartir tus ideas, desde luego has tocado dos temas que me parecen críticos para nuestro futuro. Propósito y Tecnología, creo que son un binomio inseparable.