“El camino más rápido hacia el fracaso es la falta de constancia”
Frase popular

Tengo la impresión, que el boom de la Inteligencia Artificial ha cogido a muchas organizaciones con su transformación digital a medio camino y no están siendo capaces de incluir las nuevas posibilidades en su estrategia y lo que es peor, están abandonando algunos elementos claves para su crecimiento.

La decisión no puede ser “déjalo todo y céntrate en la IA”, pues hay otros aspectos fundamentales que son imprescindibles tanto para la competitividad de la organización como para realmente obtener los beneficios de la que se puede ver (aunque realmente no lo sea) como una nueva tecnología.

Parar la transformación significa detener la evolución hacia un negocio más digitalizado y conectado. Significa no seguir avanzando en la capacitación de las personas. Significa perder la oportunidad de optimizar y automatizar procesos que pueden liberar a los profesionales de tareas repetitivas y permitirles centrarse en actividades de mayor valor. Significa dejar a medias la estrategia de datos y todo su potencial, por otro lado, imprescindible para el desarrollo de la IA. Significa también, retrasar la implementación de soluciones que pueden mejorar la toma de decisiones y la eficiencia operativa, y significa desaprovechar la posibilidad de explorar nuevos mercados y oportunidades de negocio que la tecnología digital ofrece. En última instancia, detener la transformación digital puede significar limitar el potencial de crecimiento y la capacidad de adaptación de la organización en un entorno económico cada vez más impulsado por la tecnología.

Interrumpir caprichosamente el proceso de transformación, en lugar de incluir en su estrategia la IA, provoca, como mínimo, siete graves consecuencias para el futuro de la empresa:

1) Pérdida de competitividad

Es innegable que parar la transformación digital puede dejar a una empresa rezagada en cuanto a eficiencia y capacidad de respuesta frente a competidores que están en otro ciclo y están sabiendo integrar de forma inteligente las nuevas tendencias y tecnologías sin necesidad de parar nada, sino todo lo contrario, aprovechando todo lo avanzado para hacer más potente y obtener mejores resultados con las nuevas posibilidades.

2) Ineficiencias operativas

La interrupción generará procesos híbridos (mitad automatizados, mitad manuales) que seguirán consumiendo innecesariamente tiempo y serán propensos a errores e incidencias.

Sin sistemas automatizados y digitalizados plenamente integrados, las operaciones no solo son lentas, sino también costosas. Esto afecta directamente el rendimiento general de la empresa, aumentando los costos operativos y disminuyendo la productividad.

3) Seguridad comprometida

Los sistemas obsoletos son particularmente vulnerables a ataques cibernéticos, ya que a menudo carecen de las actualizaciones de seguridad necesarias para protegerse contra las amenazas más recientes. Una transformación digital incompleta puede exponer datos sensibles de la empresa y de los clientes, generando brechas de seguridad con potenciales consecuencias tanto económicas como reputacionales.

4) Impacto en la experiencia de los clientes

Los clientes de hoy esperan interacciones rápidas, personalizadas y sin problemas. Una empresa que no ha completado su transformación digital puede encontrarse incapaz de ofrecer una experiencia de cliente óptima, con sistemas que no proporcionan la personalización o la eficiencia que los clientes demandan.

Esto llevará a una disminución en la satisfacción del cliente y, eventualmente, a su previsible pérdida en favor de competidores con experiencias digitales más robustas. Una decisión que nos aleja de la tan deseada, por muchas organizaciones, omnicanalidad.

5) Desmotivación del personal

La falta de herramientas digitales adecuadas puede frustrar a los empleados, especialmente a aquellos que están familiarizados con entornos de trabajo más innovadores. La demora en la adopción de tecnologías que facilitan el trabajo puede llevar a una disminución en la moral del personal, reduciendo la productividad y aumentando la rotación de empleados. Esto no solo afecta el clima laboral, sino también a la atracción de talento a la organización.

6) Decisiones mediocres y arriesgadas

Sin datos completos y confiables, las decisiones tomadas pueden ser no solo mediocres, sino también arriesgadas. La falta de análisis y la incapacidad para anticipar tendencias o reconocer patrones sin la ayuda de herramientas digitales avanzadas pueden llevar a la toma de decisiones basadas en suposiciones incorrectas o información obsoleta, comprometiendo así la estrategia, las relaciones con los clientes y la supervivencia a largo plazo de la empresa.

7) Impacto en la innovación

Una transformación digital incompleta puede estancar la innovación, limitando la capacidad de la empresa para desarrollar nuevos productos o servicios y adaptarse a los cambios del mercado. La falta de inversión en nuevas tecnologías o centrarse solo en la más moderna limita la experimentación y el desarrollo, restringe el potencial para evolucionar en un mercado en constante cambio.

En definitiva, seguimos en un contexto en el que son de plena aplicación las ideas que compartimos en “Digitalízate o desaparece”. La mala noticia es que, aunque es posible una digitalización parcial, el impacto en el negocio seguramente sea exponencial. ¿No os parece?

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3 comentarios de “Siete consecuencias de una transformación digital incompleta

  1. Felix Ainsa dice:

    Leyendo tu artículo, me ha venido a la memoria un comentario que hacía un gran banquero, Alfredo Sáenz, a principios de los años 90 cuando internet estaba entrando en nuestras vidas. Decía que muchas empresas presumían de que tenían internet, sin saber a veces muy bien que significaba eso. El pensaba que decir que la compañía tenía internet, era tanto (o tan poco) como decir que una empresa tenía teléfono, o llevado al extremo, luz eléctrica.

    Que internet era solo una herramienta más y no un fin ni una “caja de hacer milagros” y que lo que habia que hacer era utilizar eficientemente todas las herramientas a disposición de la organización, nuevas o ya existentes, sin despreciar ninguna y siempre para ayudarnos a desarrollar con éxito nuestra estrategia, y nunca al revés, que la nueva herramienta definiera nuestra estrategia.

    Pues bien, pienso que con la IA sucede lo mismo; es una herramienta que, como bien dices, nos tiene que ayudar a avanzar más rápidamente en las hojas de ruta que tenemos marcadas, (en el caso de tu artículo en la transformación digital), pero sin distraernos ni desviarnos del objetivo final.

    • Alvaro Fernández dice:

      Interesante reflexión Félix.. bajo mi punto de vista no siempre se cumple… internet como tal puede o no variar la estrategia, pero por ejemplo, para un retailer los modelos de negocio que surgen de internet como el comercio electrónico si puede hacer variar la misma…. o por lo menos, debería de habérselo planteado en el momento que surgió.

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