“El talento es hacer que algo parezca fácil, la genialidad es hacerlo fácil”.

Mark Twain

No es la primera vez que traigo la idea de la simplicidad al blog, ni posiblemente será la última, pues lo considero como uno de los grandes retos de la era digital (realmente de cualquier era) y uno de los conceptos que mayor valor puede aportar a la sociedad y a los consumidores desde cualquier ángulo que lo analicemos.

Pensemos en su potencial en ámbitos como la accesibilidad o la longevidad.

¿Por qué nos atrae lo complejo?

Seguramente nos atrae porque nos reta, nos desafía intelectualmente, nos brinda un sentido de logro y nos permite explorar nuevas fronteras del conocimiento.

 A través de la complejidad, encontramos oportunidades para crecer, aprender y descubrir nuestro potencial tanto en el ámbito personal como en el profesional.

Lo cual está muy bien, soy el primero en intentar entender las cosas y cuanto más complejas más reto, ya sabéis “la mente de principiante”, el problema se presenta cuando estos principios los trasladamos al diseño de los productos o procesos y como consecuencia, a la experiencia de los clientes o usuarios.

El poder de lo simple

La simplicidad nos brinda claridad y enfoque. Cuando simplificamos, eliminamos el ruido y nos quedamos con lo esencial. Nos libramos de la sobrecarga de información y nos permitimos ver con mayor nitidez.

Es obvio que la simplicidad nos ayuda a identificar lo que realmente importa, permitiéndonos enfocar nuestros esfuerzos y energía en lo esencial y prioritario.

En el ámbito empresarial, la simplicidad se traduce en eficiencia y efectividad. Simplificar los procesos internos de una organización puede mejorar la productividad, reducir costes y aumentar la satisfacción de los empleados. Al eliminar pasos innecesarios y evitar la burocracia, se crea un entorno más ágil y colaborativo que fomenta la innovación y el crecimiento.

Jaime Moreno en su colaboración en Digitalízate o desaparecenos hablaba del diseño colaborativo como el mejor modelo para, situando al cliente en el centro,  crear soluciones concretas y sencillas a necesidades reales. 

Por lo que respecta al ámbito personal, hacerlo sencillo es una magnífica fórmula para gestionar nuestro tiempo y eliminar las continuas, lamentables e innecesarias pérdidas de tiempo.

Siete ideas para hacerlo fácil

1. Entender el problema o la necesidad, no es suficiente con intuirlo

Intuir el problema o la necesidad, ni es suficiente, ni es rápido, ni es la mejor práctica.

Es imprescindible, por lo menos esta es mi experiencia, dedicar tiempo a entender la situación que pretendemos resolver o el producto que queremos desarrollar.

Comprender el problema implica investigar, recopilar datos y escuchar a las partes interesadas relevantes.

Entender el problema nos permite identificar potenciales obstáculos y poner en marca otro de los elementos clave: la medición del nuevo proceso.

Apple y Ford, las podemos considerar como las excepciones que confirma la regla, cuando decían:

“La gente no sabe lo que quiere hasta que se lo muestras.» Steve Jobs

«Si hubiera preguntado a la gente qué querían, habrían dicho caballos más rápidos.» Henry Ford

2. El uso empieza en el diseño

Una frase que solía compartir con mis equipos era “lo hacemos para su uso por personas normales a las que les gustan las cosas sencillas y de valor, no lo hacemos para mayor gloria ni nuestra ni de la humanidad”.

La tentación de hacer algo “grandioso” es irremediable, pero tenemos que ser capaces de pensar en el usuario o consumidor final, poniéndote en su lugar desde el primer momento. Clic para tuitear

Os aseguro que una mala definición o diseño no hay tecnología ni plan de gestión del cambio que lo solucione.

3. Enfoque en lo esencial

Al centrarnos en lo esencial, nos aseguramos de que el producto o servicio cumpla con su propósito principal y resuelva las necesidades fundamentales de los usuarios. Esto implica, como hemos comentado, identificar y comprender las características, funciones o aspectos más críticos y enfocarse en desarrollarlos de manera efectiva.

Hacerlo fácil, no significa reducir todo a su mínima expresión, sino encontrar un equilibrio entre la funcionalidad y la simplicidad.

4. Iteración y mejora continua del prototipo

La importancia de iterar y probar continuamente el prototipo radica en la búsqueda de mejoras y refinamientos constantes.

La retroalimentación de los usuarios desempeña un papel fundamental en este proceso.

Al involucrar a los usuarios y recopilar sus comentarios, se obtiene información valiosa sobre cómo están interactuando con el prototipo, qué aspectos son efectivos y qué áreas pueden requerir mejoras o simplemente son innecesarias.

Una imagen que utilizo frecuentemente en mis conferencias y cursos para explicar la vocación de hacerlo fácil es la de imagen de Eric Burke, que muestro a continuación, cuya visualización hace innecesario cualquier comentario adicional.

5. Aplicación radical de “Lean”

Como sobradamente sabemos, el enfoque Lean se basa en la eliminación de desperdicios y la optimización de procesos, con el objetivo de maximizar el valor para el cliente mientras se minimizan los recursos utilizados.

Esto implica un enfoque en la simplicidad, eliminando cualquier característica, paso o componente que no sea esencial para satisfacer las necesidades del cliente.

6. Claridad

Al eliminar la información innecesaria o confusa, se mejora la sencillez y se evita la sobrecarga de información.

La claridad se logra a través de la eliminación de elementos confusos, información o complejidades innecesarias. Al simplificar la interfaz, el contenido o la comunicación, se facilita la comprensión y se evita la sobrecarga cognitiva.

7. El conocimiento lo simplifica todo

Al adquirir conocimientos y comprender conceptos, fenómenos o situaciones complejas, somos capaces de descomponerlos en elementos más manejables y comprensibles.

El método ampliamente utilizado (me declaro adepto a él) de “no necesito las instrucciones, lo hago en directo,” es más emocionante, pero a la larga, casi siempre suele ser el camino más largo.

 

¿Has adquirido algún hábito para hacer las cosas fáciles? Te animo a compartirlos.

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2 comentarios de “La vocación de hacerlo fácil

  1. Javier Morata Barrio dice:

    Muchas gracias por compartir la necesidad de «mirar» siempre con una visión simple, critica y sencilla de lo que hacemos o nos ocurre en nuestro entorno de trabajo, ya que muchas veces, por la vorágine del día a día, nos resulta difícil de entender reflexionar o simplemente de darnos cuenta….

    Buen día.

  2. Fernando Gómez De Calatrava dice:

    Bastante a menudo me encuentro que accedo a aplicaciones web de un sin fin de compañías de muy diversos sectores donde a pesar de mi experiencia tengo dificultades en poder acceder o resolver lo que ando buscando. Mi primera reflexión siempre en estos casos es la misma: «esta aplicación ha sido desarrollada con la mente del informático de turno, no con la del usuario/cliente».
    Creo que el concepto/metodología «Agile» esta ayudando a conseguir que nos centremos en lo importante y por lo tanto hagamos mas fácil el obtener resultados antes. Los tiempos en que los desarrollos informáticos de determinadas aplicaciones corporativas duraban años se acabaron hace tiempo, y aunque aún quedan algunos reductos en grandes corporaciones del IBEX, por lo general hemos aprendido la lección.
    Sin embargo me vais a permitir que este muy de acuerdo con la reflexión de Henry Ford.
    Esto no quiere decir que no haya que contar con todos los «stakeholders» (palabro de mi admirado Freeman de los años ’80), ya que aquellas organizaciones o líderes que pretenden establecer una «seudo democracia» en todas sus decisiones tan solo demuestran falta de liderazgo a la hora de tomar decisiones.

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