“Ver lo que está delante de nuestros ojos requiere un esfuerzo constante”

George Orwell

 

Es la gran oportunidad de acabar con la tiranía del status quo en muchas organizaciones. ¡no la desaprovechemos!

En paralelo al super popular movimiento del teletrabajo que muchas empresas e instituciones se han visto en la inevitable necesidad de implantar, ha aflorado un aspecto en la gestión que me parece, aún de mayor impacto: la agilidad.

Sin darnos cuentas, y seguramente, porque no tenemos mucho tiempo que perder ni a muchas personas alrededor, la toma de decisiones se está realizando, con mayor rapidez, en muchos casos seguro que de forma desordenada, pero la realidad es que, en muchas ocasiones, los procesos se gestionan con mayor fluidez que en era “normal”.

El motivo está claro, se han eliminado de un plumazo las tareas que no aportan valor suprimiéndose muchas actividades históricamente inútiles (por cierto, muchas veces bien conocida su absoluta inutilidad en la organización). El status quo se tambalea.

En este contexto de cambios que se están produciendo con motivo de la actual crisis, mi amigo Luis Mateos Keim, mi invitó a participar en la mesa de debate “Goodbye Lenin” incluida en su último Osmotic – mind | Reset, moderado por él mismo y en la que tuve el placer de conversar con Catalina Hoffmann, CEO y fundadora de Vitalia y Tomás Pereda, responsable Red Empresas en Fundación máshumano.

Me parece interesante compartir algunas de sus ideas:

Redefiniendo al líder

Según Catalina: raramente nos paramos a pensar lo que verdaderamente define a un líder. Estamos acostumbrados a una única cabeza visible, cuando la realidad es que en un equipo podemos claramente ver diferentes líderes en función del desarrollo de sus capacidades y experiencias.

El desarrollo cognitivo saliendo de nuestras zonas de confort y activando áreas cerebrales que ni pensábamos que existían, es una buena muestra de que TODO el mundo puede llegar a ser líder en algún momento de su trayectoria profesional, solo hay que aprender cómo.

“Solo cuando baja la marea se ve quién nadaba desnudo” (W. Buffet)

Tomás cree que, al igual que con los tsunamis, cuando el mar se retira súbitamente de las playas antes de que llegue la gran ola, el obligado trabajo en remoto provocado por Covid-19 ha mostrado la desnudez avergonzada del jefe tradicional presentista y centralizador.

Dicen que en 21 días se crea un hábito, y nosotros habremos doblado este tiempo de confinamiento, a 45 días, trabajando con mayor autonomía, iniciativa, inteligencia y responsabilidad. Afortunadamente no habrá retorno, y el talento de más valor ya ha elegido la manera en la que quiere trabajar de aquí en adelante. Un nuevo status quo se ve en el horizonte organizacional.

El primer desplome de la “U” va significar el momento de la verdad para muchas empresas y equipos. Los que no sean más ágiles, adaptativos y eficientes en coste y precio, con situación de caja tambaleante, desaparecerán y dejarán sitio a otros que lo sepan hacer mejor, porque la demanda de bienes y servicios se mantendrá estable y el cambio tecnológico seguirá tirando.

Sólo aquellos que hayan creado equipos horizontales, con sentido de iniciativa y responsabilidad, sin aversión al riesgo, y sabiendo correr más rápido que los demás, sobrevivirán. Covid-19 se llevará por delante los últimos vestigios del gestor jerárquico del siglo XX.

Algo ha hecho click

Luis lo tiene claro “nunca debemos subestimar la potencia del Status Quo, el equilibrio que ha frenado el cambio sigue presente, pero algo ha hecho click. Todo lo que se invierta en volver a “la normalidad” puede suponer perder tiempo u oportunidad frente a los que ya están corriendo con una bandera por la conquista de este mundo que estaba llamando a la puerta desde hace tiempo”.

Adiós a los patéticos inadaptados

Enrique Dans en su post del 10-4-2020, lo explica con bastante claridad “Cuando termine el período de confinamiento, algunas compañías inteligentes tratarán de replantearse sus flujos de trabajo, y de aprovechar e incorporar prácticas que, tras semanas de reuniones mediante videoconferencia y de tareas llevadas a cabo desde casa, podrían haber devenido en hábitos.

En un contexto así, los directivos dedicados al micromanagement hasta el punto de desplazar esa obsesión por el control hasta los entornos virtuales no son más que patéticos inadaptados, reliquias de un estilo directivo, de una cultura que jamás ha hecho bien a nada ni a nadie, que ya estaba desfasada antes de que la tecnología la convirtiese en prácticamente una perversión”

Hacia un nuevo modelo de gestión

Todos estamos de acuerdo que el status quo cambiará según vayamos saliendo de la cuarentena y, sin lugar a duda,  los modelos de gestión de las organizaciones serán fundamental en este cambio.

Desde luego no ha sido el mejor camino para abordar un cambio que era evidente, pero lo que sería imperdonable es no aprovechar este momento y dejar de hacer una profunda revisión de los modelos de gestión para asegurarnos que

    • Eliminamos niveles innecesarios.
    • Fundamentamos la toma de decisiones en la información, en los datos.
    • Capacitamos y empoderamos a los profesionales en las nuevas formas de trabajar.
    • Suprimimos reuniones innecesarias … y desde luego las físicas (que llevan consigo desplazamientos y pérdidas de tiempo absurdas)
    • Flexibilizamos las relaciones laborales
    • Liquidamos el “presentismo”

 

En definitiva, una gran oportunidad para avanzar en productividad, eficiencia y conciliación. Por favor ¡Vamos a aprovecharla!

 

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7 comentarios de “¡Goodbye status quo!

  1. Maria Manzano Sanchez dice:

    La vida siempre nos da la ocasión de aprender lo que necesitamos para dar el siguiente paso, en esta ocasión a todo el mundo a la vez, priorizar convenientemente, cuidar lo realmente importante, conectar para ser más fuertes y más sabios, Espero que aprendamos y transformemos cada uno su mundo, asi, tendremos un nuevo escenario

  2. Fernando Gómez de Calatrava dice:

    Adolfo, convencido de que a pesar del motivo del cambio, el cual esta siendo muy penoso, vamos a ver un mundo laboral y probablemente también personal muy diferente.

    Los cambios a mejor, vienen para quedarse, ya que nadie se atreverá a volver a esquemas presentistas y de micro-management. Y aquellos que no se adapten, se verán solos a la cabeza de NADIE que les siga.

    Dicho esto, y aunque esta crisis se quede en el ADN de las generaciones adultas que la han sufrido, llegaran nuevas generaciones, sin esta experiencia, para volver a cometer los mismos errores. LEY DE VIDA.

  3. Carlos Muñoz dice:

    ¡Buenas tardes a todos!, y gracias a Adolfo por el estupendo ágora en el que tan generosamente nos acoge.

    Empecemos por inspirarnos partiendo de la abstracción del término statu quo a través de la semántica, mediante simple consulta a la RAE, definiéndose en esta como el “estado de cosas en un determinado momento”, es decir elementos y personas descritas en una observación puntual en el tiempo.

    ¿Y.., esto es malo en sí mismo?, pues no en sí mismo, el problema viene porque un statu quo que permanece en el tiempo es un sistema armónico en ausencia de medio exterior, pero la realidad es otra, y cualquier sistema está sujeto a las perturbaciones del medio, y estas tienden a desarmonizar lo que es armónico, haciendo que aquello que era sostenido y estable en el tiempo y a lo que afectuosamente empezábamos a llamar eco-sistema, se convierta en frágil e inestable. Así pues es quizás esta la que encuentro como significado de uso corriente en las referencias de comportamientos socio-empresariales y a la que me voy a referir como tema del blog de hoy.

    Así pues situémonos en un statu quo, que entendimos como de admiración y reconocimiento en su génesis y que con el paso del tiempo los partícipes que lo construyeron con ilusión, trabajo y abnegación y los que a posteri llegaron, lo han convertido en un confortable estado propio, en donde ahora campan con indolencia y arrogancia, embriagados de esa falsa confianza que el ser humano se concede a sí mismo en las situaciones de bonanza.

    Pero el medio es un ser vivo, en donde habita la competencia y las adversidades, y cuando despierta se convierte en perturbador y destructor despiadado de los statu quo, aquellos obsoletos y anquilosados que se durmieron en su narcisismo.

    Si uno se pone objetivos en cualquier empresa de la vida, los dividirá en etapas, y según las va alcanzando debe de generar nuevas etapas, para seguir progresando en busca siempre de un mejor statu quo. Esta dinámica es la que distingue el statu quo de los complacientes del statu quo de los que cada día se levantan con el propósito de ser mejores.

    VELAD, PUES NO SABÉIS NI EL DÍA NI LA HORA.

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