“La educación nunca cansa a la mente” – Leonardo Da Vinci
¿España repitiendo el error de la revolución industrial? Según el último informe Skills Outlook 2019 de la OCDE, ni un 25% de los españoles esta preparado para el futuro.
¿Qué nos dice el estudio?
Según este estudio, las nuevas tecnologías están cambiando las formas en las que viven, trabajan y
aprenden las personas. En este contexto la digitalización presenta un enorme potencial para aumentar la productividad y mejorar el bienestar.
La digitalización otorgará a las personas más poder sobre lo que aprender, donde y cuando trabajar y como comprometerse con la sociedad. Sin embargo, el informe alerta que también pueden aumentar las desigualdades si algunas personas o regiones se quedan atrás.
Al mejorar las habilidades de sus poblaciones, los países impulsan que las nuevas tecnologías se traduzcan en mejores resultados para todos. Esto requiere una intervención política integral y coordinada. Las “nuevas” habilidades son cruciales para prosperar en un mundo digital:
- Reduciendo las diferencias sociales en el acceso y uso de dispositivos digitales.
- Ayudando a los trabajadores a adaptarse a los cambios en los mercados laborales.
Según la OCDE, los países se están preparando de manera desigual para aprovechar los beneficios de la transformación digital, así un reducido número de ellos, como Bélgica, Dinamarca, Holanda, Nueva Zelanda, Noruega o Suecia, están por delante de otros países en su exposición digital.
La población de estos países está bien equipada con habilidades adecuadas y, lo que es más importante, está respaldada por unos sistemas de aprendizaje permanente muy efectivos que les permiten estar al día y beneficiarse de la digitalización. Al otro lado de la escala se encuentra Chile, Grecia, Italia, República Eslovaca y Turquía.
España ocupa un puesto medio-bajo, especialmente en lo que se refiere a su nivel de habilidades, donde prácticamente todos los países excepto los mencionados anteriormente nos superan. El informe, hace énfasis una vez más, en algo que venimos defiendo en este blog, como es la necesidad de establecer en todos los ámbitos (públicos y privados) mecanismos de aprendizaje continuo, como factor clave para que los trabajadores y ciudadanos adoptemos con rapidez y calidad los cambios que se están produciendo en esta nueva era.
En un país como el nuestro, con un gran espíritu emprendedor como se está demostrando, es un “delito” no aprovechar la oportunidad digital para mejorar nuestra competitividad y bienestar social. Realmente nuestro objetivo no debería ser abandonar el “descenso” sino liderar la clasificación.
Habilidades para la nueva realidad
Para la OCDE, existen tres grandes grupos de habilidades a desarrollar en el ámbito académico (y en el empresarial): las competencias digitales, las cognitivas y las socioemocionales. El informe hace especial énfasis en estas dos últimas, que se desarrollan más allá de las tradicionales IT y que resultan imprescindibles para trabajar colaborativamente y con flexibilidad, dos de los principios esenciales de la nueva economía.
Dos objetivos se identifican como prioritarios:
1. Asegurarse de que todos los individuos abandonan el sistema educativo básico con un nivel adecuado de habilidades suficiente para seguir aprendiendo a lo largo de su carrera, algo que, según El Confidencial, parece difícilmente garantizado en nuestro caso, con unos niveles de abandono escolar que rondan desde hace tiempo el 20%.
2. Desarrollar unos programas de formación profesional continua, que permita a los trabajadores desarrollar con éxito (y sin frustraciones) su actividad laboral.
Un reto común
Adquirir y mantener las habilidades necesarias en la economía digital (en la sociedad digital) es un reto en el que la Administración juega un papel fundamental como impulsor y facilitador del proceso, sin embargo el “poder” público no es el único protagonista de esta obra, pues tanto las empresas como los individuos tenemos que dar un paso al frente y comprometernos con este gran desafío.
Por su lado, las compañías tienen que asegurar (para garantizar su propia subsistencia) unos niveles de formación adecuado de sus profesionales que van mucho más allá de las capacidades técnicas y comerciales habituales. Por otro, los profesionales (y ciudadanos en general) tenemos que adoptar una actitud positiva hacia el cambio y asimilar las nuevas tecnologías como un factor clave en nuestro crecimiento y desarrollo personal.
Creo que estamos en un momento clave que marcará una etapa muy significativa de nuestro futuro inmediato y según la información de la que disponemos “algo distinto tendremos que hacer”, ¿no os parece?
O me he quedado sordo o no he escuchado a ningún partido hablar del reto digital para España, como país, ni para reducir desigualdad, ni para mejorar competitividad. ¡Algo distinto tendremos que hacer! Vale, pero ¿a quién votamos para que lidere el cambio?
Creo que habrá que resetearse del todo. Partir de cero porque todo será nuevo y las reglas que vienen van a ser del todo distintas. Parece algo de ciencia ficción, fantasioso hasta cierto punto, pero muy real. Nos hemos y todavía nos están educando para trabajar como en la era industrial y hacer las tareas que están ya haciendo robots y softwares, que lo hacen mucho mejor. Somos como una inteligencia artificial cutre.
Y los nuevos puestos de trabajo que se estarán creando obligan a formarse de nuevo y ello es duro porque obliga a desaprender y empezar de nuevo. El mercado puede polarizarse entre empleos de élite y los de servicios mal pagados. Las empresas o cambian o las cambian. Hay una oportunidad enorme si se sabe aprovechar o volver a perderla como en la revolución industrial. ¿Hay sentido de urgencia? Da la sensacióno que no mucha. Estamos con el piloto automático. Pasan los días, las semanas…. y las pymes, especialmente, las que no son emergentes, parece que no reaccionan. Alguna de las grandes tampoco. Muchas sorpresas tendremos y que nos agarren confesados, aunque no es bueno mezclar la religión con esto: mientras la Inglaterra y la europa protestante prosperaban con la revolucion industrial, aquí se consideraba usura la labor de los prestamistas para la actividad comercial y nos manteníamos en la España agrícola y caciquil. Ojalá no se repita ahora.
Gracias Ferran, pero no tiene buena pinta y volvemos a los procedimientos del siglo pasado «fichando» en la fabrica u oficina. Hace años (20 o 25) se consideró un éxito de los trabajadores «levantar» los tornos en las entradas y ahora resulta que es la conquista sindical … algo me estoy perdiendo.
Totalmente de acuerdo. Mientras la realidad de transformación avanza a un paso imparable (y empiezo a pensar en exponencial, que no ya lineal…., como se empieza a demostrar claramente), no está existiendo un claro acompañamiento generalizado en varias áreas: economía digital, gobierno digital (vease, el arte de gobernar a los ciudadanos en base a una clara cultura de transformación, y lo más importante como es la cultura y el conocimiento constante digital.
Como bien se ha señalado en un comentario, está falta de conocimiento impregna el mundo político (lo que hace impensable esperar aportación alguna) pero también está muy presente en el mundo empresarial donde encontramos aún hoy muchos C-level que son reacios, no saben o no contestan acerca del decidido impulso que debe acometerse.
Debería ser obligatorio impulsar una cultura y educación basada en la curiosidad, la formación continua, la virtud de la equivocación como herramienta indispensable para el avance, etc.
Muy interesante.
Javier, gracias por participar. Esperemos que no estemos perdiendo un tiempo valiosísimo.
sería importante pensar.
lo que dice ignacio es bastante interesante… NINGUN partido habla de la que se nos viene encima. Quiero pensar porque saben que hablando de eso no sacan ni un voto… quiero pensar… quiero pensar que no son tan tontos como parecen cuando se pelean, sino que así es como ganan votos… quiero pensar, porque hace falta pensar.
hay muchos indignaos como nosotros venga a decirles a los demás lo que hay que hacer…. quizás no es suficiente.
Luis, esta claro: ¡no es suficiente!