“La tecnología no es nada. Lo importante es que tengas fe en la gente, que sean básicamente buenas e inteligentes, y si les das herramientas, harán cosas maravillosas con ellas”

Steve Jobs.

Podríamos decir que la tecnología está en el inicio y en el final de los procesos de transformación de las organizaciones. Por un lado, genera la disrupción en los modelos de negocio y en el comportamiento de los clientes y, por otro lado, se convierte en el gran facilitador del cambio. Normalmente la mayoría de artículos se refieren a su primera característica por su lógico poder mediático e impacto en resultados. En esta ocasión, sin embargo, vamos a aproximarnos a la tecnología como facilitadora de la transformación y de los rasgos culturales de la compañía.

En “Digitalízate o desaparece” afirmábamos que los hábitos son la verdadera cultura de la empresa y la realidad es que, según vamos conociendo nuevas organizaciones, es una idea que va reforzándose. Siendo así, un reto en el seno de las organizaciones tendría que ser el siguiente: ¿cómo puede la tecnología ayudar al cambio de la cultura?

Es una reflexión que parece elemental, pero tiene un fondo muy importante. Primero está la cultura y después la tecnología, es decir, no se realiza un desembolso en herramientas fantásticas hasta que no se sabe el objetivo y el cambio cultural que se quiere conseguir.

Y en este punto es cuando entran en juego los hábitos que se convierten en el engranaje entre cultura y tecnología. Porque para cambiar la cultura de una compañía, lo que hay que cambiar son los hábitos de las personas que trabajan en ella. Normalmente se dice que la cultura comprende un conjunto de valores, ideas, hábitos y tradiciones compartidas por las personas que la integran, y que regulan su actuación.

Por lo tanto, la secuencia, que en mi carrera profesional he tenido la oportunidad de desarrollar con éxito en más de una ocasión es:

CULTURA —> HÁBITOS —> TECNOLOGÍA

En primer lugar, es necesario definir, de acuerdo con la estrategia de la compañía, cuáles son los valores culturales a potenciar para, en segundo lugar, analizar cuáles son los hábitos asociados a esos valores. Finalmente, se identificarán las herramientas tecnológicas más apropiadas para ayudar a los profesionales en es cambio. Veamos un ejemplo.

La organización quiere potenciar valores como la eficiencia, la innovación y la colaboración. A partir de ahí se identificarán los comportamientos asociados a cada uno de estos valores:

  • Eficiencia: No imprimir, minimizar los desplazamientos, simplificar las reuniones, valorar alternativas como lugar de trabajo, organizar la agenda, mantener limpio y ordenado el puesto de trabajo.
  • Innovación: Identificar mejoras en la actividad cotidiana como la baja calidad, ineficiencias o problemas, participar en el sistema de intraemprendimiento, tener inquietud por el aprendizaje continuo, acceder a artículos y noticias sobre la evolución del sector, etc.
  • Colaboración: utilizar agendas compartidas, compartir información, datos e ideas, participar, colaborar más allá de los “silos” organizativos, etc. Hoy la tecnología ofrece increíbles posibilidades para facilitar el cambio de estos comportamientos:
    • Espacios colaborativos que permiten compartir ideas, proyectos e información y sobre los cuales se pueden crear plataformas de intraemprendimiento.
    • Almacenamiento y manejo de datos que facilitan el acceso a la información desde cualquier lugar y dispositivo, con seguridad y reduciendo los costes.
    • Gestión del email y agenda que permiten priorizar y racionalizar la actividad diaria y disponer de agendas compartidas.
  • Redes Sociales que conectan a todos los empleados de una forma más natural en el contexto actual.
  • Gestión de proyectos, espacios comunes para su gestión que eviten procesos paralelos y descoordinados.
  • Voz IP, mensajería instantánea, chat, videoconferencia como el complemento y en muchos casos sustitutivo de email como herramientas más eficientes y accesibles económicamente.
  • Plataformas para conferencias y reuniones con clientes, proveedores o empleados
  • Herramientas de formación como MOOC’s (Massive Online Courses), gamificación, aprendizaje colaborativo, micro-learning, social-learning, etc.
  • Puesto de trabajo 4.0, que incorpora movilidad, inteligencia artificial, asistente digital colaborativo, ciberseguridad. Para IDC el proceso digital de las empresas debería comenzar por la transformación del puesto de trabajo.

 

Obviamente, el impacto de estas tecnologías, que tendrá que realizarse de forma integrada y sincronizada, se verá muy potenciado si vienen acompañadas de las correspondientes medidas organizativas y de gestión. En definitiva, la digitalización produce el cambio y el cambio es facilitado por la digitalización. Te animo a participar e identificar hábitos clave a transformar en la era digital.

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6 comentarios de “Cultura, hábitos y tecnología

  1. Ferran Pi Roca dice:

    Creo que en cierta forma la nueva cultura hay que programarla, para que nos ayude con dos objetivos:

    – Tener un modelo de negocio adecuado a la era digital.
    – Conquistar el mercado.

    Todo lo que la tecnología nos ayude para implantar esa cultura y que ésta, a su vez, nos ayude a cumplir con esos dos objetivos, serán una buena tecnología y una buena cultura. Pero claro, hay que acertar primero en saber cuál es el modelo de negocio que necesitamos y con el que conquistaremos a los Clientes.

    A la secuencia de Adolfo de CULTURA – HÁBITOS – TECNOLOGÍA, podríamos añadir OBJETIVOS (Modelo de negocio adecuado + Conquista mercado). Una empresa con una muy buena cultura y tecnología pero que no cumpla objetivos creo que no sirve.

    Al final, después de todo el trabajo y esfuerzo que supone a una empresa adecuarse a la era digital, nos tiene que quedar una organización con una Cultura (+tecnología) en que queramos trabajar en ella.

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