“Todas las personas mayores fueron al principio niños, aunque pocas de ellas lo recuerdan”
Antoine de Saint-Exupéry

Todavía hay esperanza

¡Tengo una idea! Esta es la expresión con la que nos sorprendió a todos en una fiesta de cumpleaños mi sobrina de dos años y medio, señalando con el dedo índice hacia arriba.

La idea era hacer algo “fuera de la caja”, en realidad fuera del libro de pegatinas, desde luego era más divertido y creativo pegarlas en la pared a modo de grafiti.

Vale, vale, ya se lo importante que es la educación desde pequeños y las cosas que se pueden hacer y las que no se pueden hacer, pero posiblemente con estas pequeñas prohibiciones empieza nuestra limitación a la creatividad y la innovación. ¿No es acaso la curiosidad y el impulso de explorar lo desconocido lo que nos ha llevado como humanidad a nuestros mayores descubrimientos?

A veces, las reglas y las limitaciones que imponemos, tanto a nosotros mismos como a los demás, pueden sofocar la chispa de innovación que todos llevamos dentro. Sí, es importante enseñar a los niños el respeto por el orden y la propiedad, pero también es crucial fomentar su capacidad para pensar de manera diferente, para ver más allá de las convenciones y para desafiar el statu quo. Además, las pegatinas son reutilizables.

Como dice Neil de Grasse Tyson (director del Planetario Hayden en el Centro Rose para la Tierra y el Espacio): «Los niños nacen científicos. Nacen con una curiosidad innata que les impulsa a experimentar y descubrir el mundo que les rodea».

Este es el camino

La educación de las nuevas generaciones tiene que priorizar desde todos los ámbitos (educativo, familiar, medios de comunicación, social, …) el desarrollo de valores como la curiosidad, la colaboración, la empatía, la comunicación o la honestidad. Están muy bien y son absolutamente necesarias las actividades extraescolares (música, deporte, ajedrez y últimamente robótica), pero el futuro sería mucho más prometedor si lográramos integrar estos principios no como complementos, sino como la esencia misma del aprendizaje.

La formación académica no debe limitarse a la adquisición de conocimientos teóricos y habilidades técnicas; debe aspirar a cultivar seres humanos íntegros, capaces de enfrentarse a los retos de un mundo en constante cambio con creatividad, resiliencia y un profundo sentido de responsabilidad social.

Utilizando el mantra de Mandalorian (los fans de Start War lo han identificado con rapidez): este es el camino.

Yo también, tengo una idea: deshabitar para volver a habitar

Deshabitar, me parece una acción mucho más poderosa que la de desaprender que tradicionalmente utilizamos, especialmente en una era de cambios como la actual que nos impulsa a abandonar parte de nuestro conocimiento y ocupar ese espacio con las nuevas tendencias y modelos.

Pero, analizado en perspectiva, parece evidente que el cambio que necesitamos no se limita a la actualización de habilidades, sino que es mucho más profundo y tiene que ver con el cambio de hábitos, algunos de ellos muy arraigados.

Esta acción se torna poderosa en un tiempo caracterizado por la saturación informativa y la aceleración del cambio, donde abandonar partes de nuestro conocimiento, prejuicios y prácticas obsoletas se vuelve esencial para adaptarnos y evolucionar.

¿Es posible recuperar la autenticidad infantil? Desde luego si no lo intentamos, jamás conoceremos el potencial de una transformación genuina tanto personal como social.

Sin querer invadir, nada más lejos de mi intención, el campo de la autoayuda, es un proceso que en esencia trata de reencontrarnos con nuestra capacidad de maravillarnos, aprender y evolucionar, recordando que cada fin es un nuevo comienzo.

¿No os apetece volver a experimentar y sorprenderos por el mundo que nos rodea como cuando éramos niños? ¿No os seduce la idea de despojarnos de las capas de convención y expectativa para redescubrir la esencia de lo que realmente importa? A mí desde luego sí.

Compartir

2 comentarios de “¡Tengo una idea!

  1. Maria Manzano Sanchez dice:

    Totalmente de acuerdo, deshabitar es abandonar hábitos y solo lo podemos hacer gracias a lo aprendido, para llegar más allá, no es desaprender, sino aprovechar el aprendizaje para crear,
    Por eso es tan importante la relación abuelos-nietos, a los nietos les permite relajar límites, por que los abuelos ya sabemos que hay algo importante más allá de ellos, y a los abuelos nos motiva a ir allí

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *