“No hagas amistades inútiles”.

Barón de Rothschild

 

Me ha gustado mucho la idea “volar con las águilas” contenida en Metasde Brian Tracy, un concepto que reflexiona sobre el cambio positivo que pueden experimentar las personas con resultados y salarios medios, cuando pasan a trabajar a una empresa muy avanzada.

Según Tracy, al cabo de pocas semanas, la actitud de esa persona ha cambiado por completo. Debido a la continua relación con personas optimistas, dinámicas, orientadas a los resultados, el mismo individuo medio empieza a rendir a unos niveles muy superiores.

Lamentablemente, lo mismo ocurre en sentido contrario y en esta línea Reed Hastings (fundador de Netflix) lo tiene claro, “Si en el grupo hay varios integrantes meramente adecuados, lo más probable es que ese rendimiento se extienda y empeore el de toda la empresa”.

Los momentos decisivos

Las relaciones que tenemos con otros determinan en gran medida las cosas que podemos llegar a lograr. Rodearnos de personas menos preparadas, que no se arriesgan y aprovechan oportunidades, potencialmente nos llevará a adoptar las mismas conductas.

En cada momento crucial de nuestra vida, suele haber alguien que nos guía en una dirección u otra, abriéndonos o cerrándonos puertas o ayudándonos de alguna manera.

Esa es la razón de que cada cambio importante en nuestra vida irá asociado a un cambio en las personas con quienes se vive o trabaja.

La elección que hacemos de las personas con quienes nos “asociamos” tienen más efectos en lo que llegamos a ser que cualquier otro factor. Clic para tuitear

¿Hay alguna duda? Creo que no.

“El secreto de mi éxito fue rodearme de personas mejores que yo” decía Andrew Carnegei

Todos son ventajas

Asociarnos con las personas adecuadas nos permite:

  • Complementar habilidades y conocimientos, intercambiando ideas y reflexiones. 
  • Crear sinergias, que nos beneficien mutuamente.
  • Innovar, identificando y debatiendo sobre nuevos planteamientos.
  • Ampliar nuestra red de contacto de valor.

Es evidente, que cuanto más inteligentes y positivas son las personas de las que nos rodeamos, más rápido nos damos cuenta del recorrido que tenemos, y esa visión resulta incentivo suficiente para intentar mejorar.

En busca de las águilas para un cambio positivo

Siendo un tema importante en nuestro desarrollo, como parece que lo es. ¿Cuántas veces hemos definido una estrategia para “asociarnos” con personas de alto valor? Podría equivocarme, pero la respuesta en general será ninguna, porque tendemos a pensar que estas cosas, cuando ocurren, son producto de la suerte.

Pero realmente no es así y está en nuestra mano, buscar oportunidades para colaborar con otros colegas en proyectos, asistir a conferencias o programas referentes en el mercado o acceder a tutores o mentores inspiradores.

El reto de tener a los mejores en las organizaciones

Rodearse de los mejores es una acción clave para el crecimiento y el éxito de las organizaciones, y sin embargo, aunque no lo reconocemos, muchas veces nos conformamos con equipos mediocres y no situamos su evolución como una de las prioridades directivas.

Liderar es obtener el máximo resultado de los recursos disponibles, pero también lo es (incluso más) construir un equipo de valor, y para ello es imprescindible tener personas con actitud de desarrollo y progreso. Lo que nos lleva a un cambio positivo.

Los mediocres e inmovilistas deberían tener difícil su permanencia en la organización.

En “Aquí no hay reglas” el citado fundador de Netflix, hablaba de “El despido inaplazable”:  Los arrogantes, los vagos, los que son agradables, pero tienen un rendimiento mediocre o los pesimistas (y los resistentes al cambio) que queden en el grupo empeorarán el rendimiento de todos (y por lo tanto el de la empresa).

Para Jim Rohn (empresario estadounidense, autor y orador motivacional):

Somos el promedio de las cinco personas con las que más tiempo pasamos Clic para tuitear

¿Qué os parece?

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7 comentarios de “Volar con las águilas

  1. Manu dice:

    Adolfo, en muchos artículos se hace referencia a una, cada vez mayor, extensión de la mediocridad en las organizaciones. En tú newsletter subes un nivel, que comparto, que esa mediocridad se asocia directamente a tus amistades; en consecuencia tus compañeros de trabajo, que son con quien más tiempo pasamos. Desde mi punto de vista faltaría un nivel por encima que es quien hace a esos trabajadores mediocres. En ese sentido considero que los gestores de las organizaciones con sus estrategias influyen directamente en este punto.

    • Ferran Pi Roca dice:

      Efectivamente, para implementar una estrategia de búsqueda de personas de alto valor requiere la iniciativa del CEO de la empresa. Sin esa complicidad cualquier iniciativa de los empleados será limitada. Será lo mismo que meter agua es un cesto de mimbre. Gracias por el artículo.

    • Adolfo Ramírez dice:

      Manu, gracias por participar en el blog.
      Solo puedo alinearme con tu reflexión. Con jefes mediocres (consentidos por la dirección) salvo que seas un verdadero águila terminas siendo mediocre.

  2. Ignacio Babé dice:

    Muy de acuerdo. Y, por extensión, esto ocurre en las empresas con los aliados que eligen. Cuando entre ellos los hay tóxicos y mediocres la empresa no prospera. Cuando la empresa es capaz de rodearse de los mejores aliados la empresa «vuela», como las águlias.

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