“Los beneficios pueden variar en gran medida si un incompetente dirige la empresa que los registra”
Warren Buffet
Afortunadamente, los tiempos en los que conseguir los resultados a cualquier precio han pasado a la historia para muchas compañías y cada vez son más las empresas en las que el “cómo” tiene más relevancia que el “qué”.
Un liderazgo éticamente orientado a resultados
La orientación a resultados aparece como un estándar en todos los decálogos de liderazgo, pero en la actualidad es un valor que inexcusablemente requiere un calificativo: “éticos”.
Por lo tanto, las buenas prácticas nos llevan a líderes orientados a resultados desde…
Las necesidades de los clientes
- Situando al cliente en el centro de la estrategia y construyendo la oferta del valor desde la “visión” del cliente.
- Estando atentos a la innovación y tendencias para trasladarlas con rapidez a la oferta de valor.
- Potenciando las relaciones a largo plazo, ofreciendo en cada momento los productos y servicios idóneos para las necesidades del cliente, y no priorizando los precisos para cumplir los indicadores de negocio de la empresa.
- Acompañando al cliente en su proceso de digitalización.
- Realizando una comunicación transparente, sistemática y bidireccional que fomente su participación.
La crisis del 2007 fue un claro ejemplo de cómo algunas organizaciones priorizaron sus resultados por encima de cualquier otro valor.
El desarrollo de las personas
- Realizando una labor de coach, explicando los cambios y el impacto en su trabajo, acompañando al empleado en su proceso de transformación.
- Generando conexión emocional, con empatía para entender sus motivaciones y eliminar incertidumbres y resistencias. Promoviendo la participación.
- Asegurando que el equipo adquiere las nuevas capacidades para poder abordar con garantía los nuevos tiempos y seguir siendo competitivos.
- Reconociendo el esfuerzo, el compromiso y los resultados.
- Impulsando la aportación de todos los miembros de su equipo.
- En definitiva, realizando un liderazgo de “proximidad”.
Es evidente, que conseguir los objetivos “machando” al equipo, no es el mejor de los caminos.
El futuro de la empresa
En momentos de cambios profundos, como los actuales, es clave para las organizaciones contar con líderes comprometidos con la compañía que prioricen la transformación y competitividad futura, con capacidad para tomar decisiones que gestionen con eficacia el corto plazo, pero que también creen impacto positivo a lo largo del tiempo.
Son profesionales que:
- Anteponen el proyecto de la empresa a los suyos particulares
- Gestionan con contundencia las resistencias al cambio y el statu quo.
- Promueven la experimentación, la innovación y la participación en ecosistemas, como el camino idóneo para seguir creciendo.
- Desarrollan una mentalidad de construcción del futuro
El impacto positivo en la sociedad
A los atributos característicos de liderazgo (empatía, visión estratégica, capacidad de escucha, conexión interpersonal, coherencia, humildad…), las personas que lideren la transformación de sus organizaciones deben incluir la sostenibilidad como el adjetivo imprescindible de la misma, incorporando un enfoque sistémico, colaborativo, sostenible y circular.
Es esencial que los resultados sean conseguidos de manera responsable para cumplir con las necesidades y exigencias de este nuevo mundo.
Creo que no hay duda que los cambios que perduran en el tiempo requieren de liderazgos que tengan tanto una estrategia de sostenibilidad como la correspondiente coherencia y disciplina en su ejecución, para asegurar que las buenas intenciones no se quedan solo en eso, en buenas intenciones.
Orientación a resultados y ética son dos valores inseparables en el desarrollo de la estrategia y actividad de las organizaciones. Share on X“¿Es este un mejor planeta porque la empresa que lidero está en él?”. Esta es la pregunta que nos sugiere Paul Polman en su último libro “Net Positive”.
Un binomio que ningún objetivo por potente y fructífero que sea, debería de romper.