“La información no es poder. Aplicar la información es poder”
Seth Godin
No es ningún secreto que en la era digital, los datos son reconocidos como el activo estratégico por excelencia, un recurso intangible capaz de transformar industrias y redefinir mercados.
Sin embargo, la obsesión por acumular información sin una gestión adecuada genera lo que podría denominarse el “Síndrome de Diógenes del dato”. Este fenómeno describe la acumulación desordenada de datos sin un propósito claro, lo que provoca un entorno de complejidad innecesaria que obstaculiza la toma de decisiones bien informadas y limita el potencial de crecimiento empresarial.
El valor indiscutible del dato
En este contexto, las empresas líderes construyen sus modelos de negocio basados en su capacidad para capturar, analizar y actuar sobre datos precisos y oportunos. Desde la personalización de experiencias hasta la optimización operativa, el valor del dato reside en su potencial para generar conocimientos aplicables y decisiones estratégicas.
Sin embargo, este valor no surge (como alguno puede pensar) automáticamente; requiere una arquitectura tecnológica moderna y robusta y un enfoque metodológico que priorice la calidad, el contexto y la aplicabilidad de la información obtenida. El dato bien gestionado, se convierte en un recurso renovable, generador de valor continuo y diferenciación competitiva.
Más datos no significa mejores decisiones
De forma incomprensible, en muchas organizaciones siguen manteniendo la creencia de que acumular datos de forma masiva garantiza una mejor toma de decisiones, cuando, como es evidente, el exceso de datos suele derivar en un estado de análisis paralizante; un estado en el que la sobrecarga de información dificulta el proceso y la toma ágil de decisiones.
Organizaciones (que las hay) que priorizan el volumen sobre la relevancia suelen enfrentarse a costes operativos elevados y decisiones poco acertadas debido a datos irrelevantes o desactualizados. La clave está en filtrar, estructurar y priorizar datos que estén alineados con objetivos concretos, transformándoles en información accionable.
El imperativo del gobierno del dato
La gestión eficiente del dato requiere de un marco de gobernanza sólido que abarque tanto políticas internas como normativas externas. El gobierno del dato no es solo un imperativo regulatorio, sino una necesidad competitiva que asegura la integridad, la seguridad y la usabilidad de la información.
Las mejores prácticas en este gobierno han identificado una serie de componentes clave:
- Estrategia de datos. Definición clara de objetivos, métricas y resultados esperados.
- Gestión de calidad. Procedimientos de validación y limpieza de datos.
- Protección y cumplimiento. Asegurar conformidad con normativas globales como RGPD.
- Gestión del ciclo de vida. Supervisión desde la creación hasta su archivo o eliminación (aspecto clave para evitar el síndrome del que venimos hablando).
- Infraestructura tecnológica. Uso de plataformas avanzadas que permitan el procesamiento automatizado y el análisis en tiempo real.
- Roles y responsabilidades. Asignación clara de responsabilidad en toda la organización.
De alguna manera, un gobierno del dato eficaz transforma un activo potencial en una ventaja competitiva sostenible, asegurando que cada dato recopilado aporte valor real y medible.
De la acumulación a la generación de valor
Por lo tanto, la verdadera ventaja competitiva se genera cuando los datos se convierten en conocimiento procesable y se integran en la estrategia empresarial, mediante el desarrollo de modelos predictivos y analítica avanzada, monetización de los datos, innovación continua y ecosistemas basados en datos.
Las empresas con una cultura orientada al dato están redefiniendo sus industrias mediante el uso innovador de la información, transformándola en un recurso estratégico que potencia el crecimiento sostenible y la diferenciación en el mercado.
¿Qué os parece? ¿Lo consideráis un síndrome extendido en las organizaciones en la economía actual?
¡Mis mejores deseos para estas Navidades! Que el nuevo año os traiga éxito, crecimiento y decisiones basadas en datos inteligentes.
Definitivamente Adolfo, la gestión eficiente de los datos es crítica a la hora de obtener valor de los mismos.
En la actualidad son aún muchas las empresas que se lanzan a la implantación de la IA sin haber definido previamente una estrategia sobre los datos.
Además muchas se quejan de que la IA «alucina», pero no se han preocupado por la calidad de los datos sobre los que se aplica.
Es verdad, que cada vez mas los diferentes líderes de los sectores SI han trabajado e invertido en la Gestión del Dato con Mayúsculas, pero en la actualidad los «Diógenes» siguen existiendo y además justificando muchas veces su actitud. Está claro que no conseguirán hacer líderes a sus empresas.
Un abrazo a todos y FELIZ NAVIDAD.
lo malo es que hay un círculo adicional que es «datos que la organización cree que necesita»
Y crítico, en mi opinión, la consistencia del dato entre las distintas bases de datos que pueda manejar la organización; evitar duplicidad del mismo dato, a veces incluso no coincidente. Un pecado muy frecuente entre estos nuevos “Diógenes”.
En resumen, al igual que cualquier otro input de la organización, el dato, antes de su utilización, debe ser sometido a un proceso de filtrado que garantice fiabilidad, integridad y sobre todo, utilidad.