“La mejor forma de ser especial es ser auténtico”
Gabrielle Bernstein
El pasado fin de semana se publicó en Expansión mi artículo “El valor de la autenticidad en los negocios”, una reflexión sobre los distintos ángulos que conforman este principio, desde su papel como ventaja competitiva, hasta los obstáculos para alcanzarla en las empresas.
A continuación, os comparto un resumen.
La autenticidad como ventaja competitiva
La autenticidad se ha convertido en un activo estratégico para las organizaciones, con un impacto directo en su reputación, crecimiento y sostenibilidad. Ya no es solo un rasgo deseable, sino un factor clave que exige coherencia entre el discurso y la acción, así como un compromiso firme con la integridad y los principios empresariales.
En un entorno donde los valores corporativos como sostenibilidad, innovación o ética se han vuelto comunes en la narrativa empresarial, la diferencia real no está en lo que se proclama, sino en la capacidad de convertir esos valores en hábitos organizativos. Es en la práctica diaria donde se pone a prueba la autenticidad.
Las organizaciones auténticas se distinguen por cinco pilares clave:
- Transparencia, que implica compartir información de forma honesta, asumir errores y actuar con responsabilidad.
- Consistencia, asegurando que cada acción y decisión refleje los valores declarados, evitando contradicciones que erosionen la credibilidad.
- Propósito real, integrado en la estrategia y la cultura, guiando el crecimiento sin sacrificar los valores fundamentales.
- Ética empresarial, priorizando el impacto a largo plazo y promoviendo prácticas justas y sostenibles.
- Integridad, presente en todos los niveles, como base para decisiones éticas y relaciones de confianza.
Obstáculos para la autenticidad en los negocios
A pesar de sus ventajas, muchas empresas se enfrentan a significativas barreras para ser auténticas. La presión por resultados a corto plazo puede llevar a decisiones que comprometen los principios en favor de la rentabilidad inmediata. Además, la falta de alineación interna, donde los empleados no perciben coherencia entre los valores de la empresa y las decisiones estratégicas, erosiona la cultura de la organización.
Otro riesgo es el exceso de marketing sin sustancia. Muchas compañías intentan posicionarse en temas como sostenibilidad o diversidad sin contar con iniciativas reales que respalden su discurso, lo que genera desconfianza. Finalmente, la cultura del conformismo y la falta de liderazgo dificultan la integración de valores en la toma de decisiones, dejando la autenticidad como un concepto vacío.
La autenticidad es un activo intangible que genera confianza, reputación y valor a largo plazo. Sin embargo, cuando una empresa no actúa de forma coherente con los valores que comunica, el impacto negativo puede ser profundo y difícil de revertir. La pérdida de autenticidad afecta tanto la imagen pública como la rentabilidad y sostenibilidad del negocio.
Uno de los efectos más inmediatos es la pérdida de confianza por parte de clientes, empleados e inversores. En un entorno donde la transparencia es clave, cualquier incoherencia puede amplificarse y dañar seriamente la credibilidad de la marca.
Impacto de la inteligencia artificial en la autenticidad empresarial
La inteligencia artificial está transformando la forma en que las empresas operan, desde la automatización hasta la personalización. Bien utilizada, puede fortalecer la autenticidad empresarial al mejorar la transparencia, la coherencia con los valores corporativos y la experiencia del cliente. Sin embargo, su uso indebido o poco ético puede generar desconfianza. Para que la IA impulse la autenticidad, debe implementarse con principios éticos claros, transparencia en los algoritmos, mitigación de sesgos y protección de la privacidad.
La definición del contexto en la programación de la IA es clave para asegurar que sus decisiones, recomendaciones y comportamientos estén alineados con los valores, la cultura y el propósito de la organización. Una IA que no comprende el entorno en el que opera, corre el riesgo de generar respuestas deshumanizadas, incoherentes o incluso contrarias a los principios que la empresa promueve.
El contexto permite que la inteligencia artificial interprete los datos con sensibilidad y relevancia, considerando factores como el sector, el tipo de cliente, la situación específica o las normas culturales internas. Esta capacidad contextual refuerza la autenticidad, ya que evita generalizaciones inadecuadas y promueve interacciones más empáticas, útiles y coherentes con la identidad de marca.
Midiendo la autenticidad en la empresa
Como decía Lord Kelvin: «Lo que no se mide, no se puede mejorar.» Hoy nos encontramos en un contexto empresarial en el que los resultados financieros y las ventas se monitorizan prácticamente en tiempo real, pero en el que la cultura con la que se genera la actividad sigue siendo una gran incógnita para muchas organizaciones.
No es tarea fácil, pero hoy la tecnología nos ofrece la posibilidad de tener las opiniones, de los distintos stakeholders, prácticamente en tiempo real. Gracias a herramientas como encuestas automatizadas, análisis de sentimiento en redes sociales y plataformas de gestión del compromiso, es posible capturar y evaluar la percepción sobre la autenticidad organizacional desde diferentes ángulos.
Solo aquellas organizaciones que se atrevan a mirarse en el espejo con honestidad podrán fortalecer su cultura, consolidar su reputación y generar relaciones de valor sostenibles con sus grupos de interés.
Conclusión
La autenticidad es un activo diferencial en el mundo empresarial. Las organizaciones que la cultivan generan confianza y construyen relaciones sólidas, mientras que aquellas que la descuidan, pueden obtener algún beneficio inmediato, pero terminan perdiendo relevancia y competitividad en el largo plazo.
En un entorno cada vez más exigente, la autenticidad no es solo un valor: es una estrategia de negocio imprescindible.
¿La autenticidad es un activo estratégico de las empresas? ¿Qué opináis?