“La preocupación por la humanidad y su destino debe ser el interés principal de todo esfuerzo técnico. Nunca olvides esto en medio de tus diagramas y ecuaciones”
Albert Einstein

De Thinking Heads para su Top100Live me pidieron un artículo sobre autenticidad y tecnología, que a la vez sirviera como guion para un nuevo LinkedinLive.

A continuación, os comparto un resumen de este.

El  imperativo de la tecnología en las estrategias empresariales.

No cabe duda, de que a medida que la tecnología se convierte en un componente esencial de las estrategias empresariales, las organizaciones se enfrentan a una paradoja importante: ¿cómo incorporar herramientas avanzadas sin perder de vista su esencia y propósito? La tecnología, si bien es un catalizador de eficiencia e innovación, también puede poner en jaque la autenticidad de la empresa, si no se usa de manera coherente con sus valores.

De este modo, en el actual entorno empresarial en el que la velocidad de los avances tecnológicos está transformando de una manera radical la forma en que operan las empresas, surge un importante desafío: ¿Cómo garantizar la autenticidad y coherencia organizacional en un contexto donde la tecnología puede fortalecer o, por el contrario, distorsionar los valores de la empresa?

La autenticidad un elemento clave

La autenticidad, entendida como la capacidad de alinear lo que se dice con lo que se hace, se ha convertido, más que en cualquier otro momento, en un elemento clave para las organizaciones que buscan generar una conexión genuina con sus clientes y colaboradores. Y aquí es donde la tecnología puede jugar un doble papel: por un lado, puede ser el mayor aliado para afianzar la honestidad y transparencia, pero por otro, puede convertirse en una amenaza si se usa de manera inadecuada o contraria a los principios declarados.

El reto de integrar las nuevas tecnologías

El reto comienza cuando las empresas se enfrentan a la decisión de integrar nuevas tecnologías como la inteligencia artificial, la automatización o el análisis de datos, como parte de su estrategia y proceso de transformación. Estas herramientas permiten, sin duda, mejorar la personalización de la oferta, o lograr una mayor eficiencia operativa. Sin embargo, para que estas capacidades se conviertan en verdaderos catalizadores de autenticidad, es necesario que la tecnología se implemente con un propósito claro y ético, alineado con el propósito de la organización.

Imaginemos una empresa que de bienes de consumo que afirma en su propósito apoyar a los pequeños productores locales y promover la igualdad de oportunidades en su cadena de suministro. En su proceso de transformación implementa un sistema de IA para seleccionar proveedores de manera más eficiente y objetiva, sin tener en cuenta otras consideraciones, como la calidad, la confianza, el tiempo de relaciones o la proximidad. Es decir, un algoritmo que de alguna manera terminará excluyendo a los pequeños productores locales, y por lo tanto generando una contracción entre su misión y la realidad de sus prácticas.

Este gap que en muchas ocasiones se está produciendo entre los valores y los hábitos de las empresas se ha convertido en uno de los grandes retos de esta era digital que estamos viviendo.

Digitalízate o desaparece

Por otra parte, no adoptar la tecnología adecuada o resistirse al cambio puede transmitir un mensaje de inmovilismo y desconexión con el entorno, como explicaba en mi primer libro “Digitalízate o desaparece”.

Las empresas que no se adaptan a las nuevas expectativas digitales de sus clientes se exponen a quedar desfasadas, incluso si sus valores son sólidos. Para las organizaciones actuales, mantenerse relevantes implica adoptar la tecnología para ser competitivo y cumplir con sus objetivos de negocio.

Así, las empresas deben enfrentarse al reto de integrar la tecnología de manera que esta no solo respalde sus operaciones, sino que también fortalezca la credibilidad de su discurso. La clave está en adoptar estas herramientas como un medio para amplificar su propósito, no como un fin en sí mismas. Esto significa que, antes de implementar cualquier tecnología, la organización debe evaluar cómo esta contribuye a su propósito y qué consecuencias éticas conlleva su uso.

¿Consideráis que las empresas consideran sus valores en los procesos de inversión en tecnología o por le contrario predomina únicamente la búsqueda de eficiencia y el cumplimiento de objetivos?

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2 comentarios de “Autenticidad y tecnología: El reto de construir organizaciones honestas en la era digital

  1. Felix Ainsa dice:

    Aun siendo consciente de la importancia de las nuevas tecnologías, y en especial de la IA, creo que la pregunta que haces es de tal importancia que no puede circunscribirse solo a los procesos de inversión en tecnología. Creo que va más allá, y lo que habría que cuestionarse es si de verdad las organizaciones consideran sus valores en cualquier decisión que adoptan.
    Me inclino a pensar que en su mayoría si, porque en otro caso la realidad seria que no tienen esos valores que afirman defender.
    Se que hay empresas en la situación contraria, y sería fácil poner nombres, pero también hemos visto que su futuro ha acabado muy comprometido.

    • Adolfo Ramírez Morales dice:

      Es verdad Félix, la pregunta y el compromiso tendría que abarcar a toda la inversión y a la estrategia en su conjunto, porque sin valores cualquier decisión será desacertada. Gracias por participar en el blog.

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