“La felicidad es cuando lo que piensas, lo que dices y lo que haces está en armonía”
Mahatma Gandhi
Con el «dilema de la autenticidad» me refiero, en esta ocasión, al conflicto interno y externo, al que nos enfrentamos en entornos profesionales y empresariales, cuando queremos ser fieles a nuestros propios valores, creencias y emociones y las expectativas y normas del entorno, no son del todo favorables para la coherencia que pretendemos.
Este dilema surge porque la autenticidad, entendida como ser genuino y verdadero consigo mismo, puede entrar en conflicto con las demandas y presiones de un rol profesional que puede requerir comportamientos y actitudes diferentes a las que naturalmente se sienten.
En qué empresa trabajo
Seguramente, en muchos casos la dinámica del día a día no nos permite hacer una mínima reflexión de algo que debería ser la esencia de nuestro crecimiento profesional y personal: la alineación de nuestros valores con los de la empresa en la que trabajamos. Creo que no hay ninguna duda, que una de las principales causas de insatisfacción profesional es trabajar en organizaciones cuyos valores (o especialmente el no desarrollo de esos valores -su falta de autenticidad-), no están alineados con los nuestros. Una desalineación que genera una profunda sensación de incoherencia y conflicto interno, afectando negativamente nuestro bienestar y desempeño laboral.
Una especie de bacteria que, de manera silenciosa, erosiona nuestro compromiso y entusiasmo, llevándonos a una desmotivación crónica y a un rendimiento subóptimo, con un claro impacto en nuestros niveles de felicidad y nuestro futuro.
Algunas preguntas nos pueden ayudar a resolver el dilema
- ¿Trabajo en una empresa que me permite ser auténtico o por el contrario, debo ajustar mi comportamiento y valores para encajar en su cultura y por lo tanto sacrificar mis principios?
- ¿Cuáles de mis principios estoy dispuesto a comprometer y cuáles son innegociables?
- ¿Es posible comunicarse y actuar de manera honesta y constructiva en un entorno que valora la diplomacia y la discreción?
- ¿Cómo puedo equilibrar mis valores personales con los objetivos y valores de la organización? ¿Es posible?
- ¿Puedo influir en la empresa para construir una organización más integra y transparente?
Estas preguntas nos invitan a una reflexión honesta sobre nuestra posición en la empresa y cómo nos relacionamos con sus valores y cultura. No se trata solo de cuestionar si estamos en el lugar correcto, sino de entender hasta qué punto podemos influir y mejorar el entorno en el que nos encontramos. La autenticidad no debe ser un obstáculo, sino una oportunidad para contribuir de manera significativa.
Impacto en el entorno laboral
Como desarrollamos ampliamente en El valor de la autenticidad, la autenticidad en el lugar de trabajo no solo beneficia al individuo, sino que también tiene un impacto positivo en la organización.
Los empleados auténticos tienden a estar más comprometidos y ser más creativos y productivos. Cuando las personas sentimos que podemos ser nosotras mismas, estamos más dispuesta a aportar nuestras ideas y colaborar de manera más efectiva. Esto se traduce en un ambiente laboral más dinámico y enriquecedor, donde la diversidad de pensamientos y enfoques es valorada y fomentada.
Lamentablemente, tanto la falta visión de algunos líderes como la presión de los objetivos a corto, impiden a muchas empresas y consecuentemente a sus profesionales disfrutar de lugares de trabajo en los que la confianza y la transparencia sean sus señas de identidad y, en lugar de construir dinámicas positivas en las que fluye la actividad, han generado ambientes de trabajo tóxicos, caracterizados por la desconfianza, la competencia desleal y el estrés, lo que a largo plazo disminuye la productividad, aleja al talento de valor e impide las relaciones duraderas con los clientes.
Sin duda, un interesante dilema sobre el que reflexionar a la vuelta de vacaciones, pero ahora toca disfrutar de un auténtico y merecido descanso.
Feliz verano.
Cuanto tiempo perdido por no plantearse la búsqueda de la autenticidad, si no es posible en la empresa actual, en otra. Cuanta desazón y mala calidad de vida. Si lo consultásemos con un especialista (al estilo de la medicina) nos pondría a dieta estricta, para no aumentar nuestros niveles de negatividad laboral.
Javier, gracias por participar en el blog. DIETA ESTRICTA ¡Qué bueno!