“Aún no ensillamos y ya cabalgamos”
Refrán
La agilidad se ha convertido en una característica indispensable para las empresas que buscan ser cada vez más competitivas y dar una respuesta rápida a los continuos cambios en los comportamientos de los consumidores y tendencias en los mercados.
Incluso muchos creemos, que es la agilidad una de las dimensiones clave que están marcado la diferencia entre las organizaciones que siguen ancladas en su statu quo y aquellas que han nacido al hilo de las nuevas tecnologías o las que han sabido transformarse para aprovechar todo el potencial de la digitalización.
La trampa del cierre prematuro
No obstante, la agilidad mal entendida en la toma de decisiones conlleva el riesgo de la precipitación. En su afán por moverse rápidamente, las empresas pueden caer en la trampa del cierre prematuro de sus procesos, proyectos e incluso contratos, optando por soluciones rápidas en lugar de las óptimas. La precipitación puede llevar a ignorar factores cruciales, no evaluar completamente todas las alternativas o no anticipar las consecuencias a largo plazo de las decisiones tomadas apresuradamente. En este contexto, es crucial equilibrar la velocidad con la reflexión estratégica, asegurando que la agilidad empresarial no comprometa la calidad ni la sostenibilidad de los resultados empresariales.
Hay que huir de los directivos «tivovivo» que insisten en dar constantemente otra vuelta a todas las cosas en busca de la perfección, pero también de los “temerarios” que toman decisiones apresuradas y arriesgadas sin la debida consideración.
La resistencia al cierre prematuro
En un interesante artículo de Pronita Mehrotra, Anu Arora, y Sandeep Krishnamurthy, para la HBR, explican que “Tratar de resolver las cosas demasiado rápido, especialmente cuando se trata de problemas complejos, es perjudicial para la innovación porque se es víctima de un cierre prematuro.
La resistencia al cierre prematuro –un aspecto clave de la creatividad– es nuestra capacidad de mantener la mente abierta cuando ya tenemos una solución potencial. Algunas de las mejores soluciones no surgen en una o dos reuniones iniciales, sino después de un período de incubación más largo. Si bien mantras como “muévete rápido y rompe cosas” pueden ayudar a impulsar a las personas a actuar, pueden resultar contraproducentes cuando el problema subyacente es complejo.
En tales situaciones, resistir la tentación de encontrar una solución rápidamente (y a menudo de manera menos creativa) y en cambio, instar al equipo (para su frustración) a seguir buscando más ideas puede conducir a soluciones más innovadoras y de mayor alcance”.
El equilibrio entre las dos P’s
El equilibrio entre la precipitación y la perfección se ha convertido, impulsada por una era en la que los cambios se producen a gran velocidad, en un elemento clave de la gestión empresarial.
Mientras que la precipitación puede llevar a ejecutar acciones sin la debida reflexión, la perfección con enfoques demasiados meticulosos y detallistas puede conducir a la parálisis por análisis si se lleva al extremo.
Ejemplos, en ambos sentidos, a todos se nos vienen a la cabeza, como el lanzamiento prematuro de productos, las adquisiciones impulsivas de compañías o la implantación precipitada de sistemas. Por otro lado, la lentitud injustificada se suele materializar en oportunidades de negocio desaprovechas, escasa agilidad en la gestión de crisis o riesgos operativos derivados de la falta de decisión en inversiones críticas (p.e. ciberseguridad).
El desafío, como parece innecesario mencionar, radica en navegar entre la velocidad de ejecución y la calidad del resultado. Las empresas deben ser ágiles y rápidas para responder a los cambios del mercado y a las oportunidades emergentes, pero también deben ser rigurosas en su enfoque para evitar errores y asegurar soluciones sostenibles y bien consideradas.
En este contexto, es en el que es necesario un liderazgo efectivo, que anime a sus equipos a moverse con agilidad y propósito, pero sin sacrificar la atención a los detalles que aseguran resultados de alta calidad.