“Donde hay soberbia, allí habrá ignorancia; mas donde hay humildad,
habrá sabiduría”
Rey Salomón
Pensar en crecer, con independencia de la profesión, nivel o edad, es pensar en un viaje ilusionante, sin final predeterminado, es pensar en una constante evolución que desafía el statu quo y que nos empuja a ser siempre (o por lo menos intentarlo) la mejor versión de nosotros mismos.
Es un reconocimiento humilde de que independientemente de cuán lejos hayamos llegado o cuántos logros hayamos alcanzado, siempre hay más por aprender, más por explorar y más por vivir.
Seguramente, la humildad es una de las virtudes más subestimadas en el mundo actual, donde la autoafirmación y la promoción personal parecen ser el modus operandi.
Todavía no hemos llegado
El reconocimiento de que «todavía no hemos llegado» no es un signo de debilidad o falta de confianza; creo que es una señal de madurez.
Es la comprensión de que el camino del aprendizaje es interminable y que cada día nos ofrece nuevas oportunidades para aprender, mejorar y avanzar un paso más en nuestra travesía.
Una actitud radicalmente más divertida e ilusionante que la arrogancia o la soberbia, que te atrapan en una falsa seguridad y superioridad.
Una perspectiva que nos permite estar abiertos a nuevas ideas, a escuchar activamente y a abrazar el cambio. Nos protege de la complacencia y nos impulsa a seguir adelante, incluso cuando pensamos que hemos alcanzado alguna cima.
El liderazgo no es sinónimo de arrogancia o vanidad
La concepción tradicional de la humildad, asociándola con la prudencia, el conformismo y la sumisión, ha devaluado su naturaleza y ha llevado a contraponerla al concepto de liderazgo.
Sin embargo, la humildad no es sinónimo de debilidad ni de pasividad. Es una fuerza poderosa y esencial que, bien entendida y aplicada, puede transformar el liderazgo en algo verdaderamente auténtico y eficaz.
Es una actitud que nos permite estar conectados con la realidad y tener la habilidad de evaluar de manera clara y honesta tanto nuestras fortalezas como nuestras debilidades.
Posiblemente, una de las claves del liderazgo está en buscar el equilibrio entre confianza y humildad. Share on XMientras que la confianza nos proporciona el coraje para tomar decisiones y dirigir a otros, la humildad nos recuerda que debemos estar dispuestos a aprender, a escuchar y a admitir cuando nos equivocamos.
Un líder que confía demasiado en sí mismo puede volverse arrogante y perder el contacto con su equipo y con la realidad, pero también, un líder excesivamente humilde puede carecer de la firmeza necesaria para dirigir eficazmente.
Este sutil equilibrio será el que te permite ser un líder que inspire y motive, al tiempo que se mantiene accesible y receptivo al feedback y al cambio.
Un buen hábito
En algún sitio he leído (no me lo quiero atribuir, pero lo suscribo) algo así como que la humildad no es un fin en sí mismo, sino un poderoso motor de crecimiento y superación que nos permite llegar más allá de nuestro propio ego para reconocer oportunidades y aprender de nuestros errores.
Un hábito que nos lleva a escuchar activamente, estar dispuesto a aprender constantemente y no temer a las críticas constructivas. Además, nos impulsa a valorar y reconocer los logros de otros y a servir desinteresadamente.
Recordemos las cuatro reglas para poner los hábitos en acción, que nos aconseja James Clear en “Atomic habits”: hacerlo obvio, hacerlo atractivo, hacerlo fácil y hacerlo satisfactorio.
Como afirmaba Santa Teresa de Jesús:
“La humildad es la verdad”, pues nos despoja de pretensiones y máscaras, permitiéndonos reconocer nuestras verdaderas capacidades y limitaciones y enfrentarnos a la realidad con honestidad y autenticidad.
En definitiva, la humildad nos impulsa a crecer y ver otras perspectivas.
Seamos humildes ¿no?
La humildad es el requisito para seguir aprendiendo, es la oportunidad de crecer,
Gracias por poner el foco en este punto tan importante
Sin duda María, cuantas veces hemos hablado de ello.
Controvertido artículo… la unión humildad y liderazgo…. steve jobs, bill gates, alejandro magno,… mas en linea sin duda la pareja humildad y crecimiento personal…
Todo un reto. Humildad y liderazgo.
No puedo estar más de acuerdo Adolfo. A mí me encanta escuchar a un reconocido líder como es Rafael Nadal. Su humildad, reconocimiento de que siempre queda por aprender, por mejorar, por superar, hacer autocrítica, y así un largo etcétera, me parece sencillamente ejemplar. Gracias como siempre por tu post.