“Las oportunidades son como los amaneceres. Si uno espera demasiado, se los pierde”
William Arthur Ward
El concepto de densidad digital —término desarrollado por el Departamento de Sistemas de Información del IESE—, se define como el número de conexiones, interacciones e información realizadas a través de tecnologías digitales por unidad de actividad social, ya sea ésta una persona, una familia, una organización, un mercado o el planeta entero.
Doble efecto de la densidad digital
Según Sandra Sieber (profesora del IESE y una de las creadoras del concepto), este efecto tiene dos vertientes:
- Por un lado, redefine la proposición de valor básica para el cliente: cosas que antes no eran posibles, ahora sí lo son.
- Por otro lado, reduce las barreras de entrada a un sector, ya que gracias a la adaptabilidad de la tecnología, reduce drásticamente el coste medio para una empresa de establecerse en un mercado.
Entender este doble efecto resulta esencial, tanto para la redefinición de la estrategia, como para el proceso de transformación de las compañías y da opciones, hasta ahora impensables, a todo tipo de compañías independientemente de su dimensión.
La pandemia un acelerador de la digitalización
En un interesante artículo de la Profesora Sieber para Harvard Deusto, explica como uno de los efectos inmediatos de la pandemia ha sido el auge de la digitalización (distintos estudios estiman que se han avanzado entre 3 / 5 años en adopción de los nuevos “hábitos digitales”) como solución (parcial) a los problemas derivados del confinamiento, los aislamientos y la imposición de las distancias sociales.
Un proceso que la profesora del IESE define en tres etapas:
1. Reacción
En un primer momento, muchas personas y organizaciones tuvieron que reaccionar de forma inmediata para dar respuesta a la nueva e imprevista situación.
A nivel personal, comprando, trabajando, estudiando, consultando al médico y, en general, relacionándonos a través de canales digitales.
A nivel empresarial, incorporando el teletrabajo al modelo de gestión de la organización y, lógicamente evolucionando los esquemas de relación tanto con empleados como con clientes y proveedores.
2. Redefinición
Una vez superada la “crisis” inicial, nuestros hábitos se fueron adaptando y los sistemas fueron evolucionando.
La aceleración del proceso de digitalización ha sido evidente en todos los ámbitos y situaciones.
Unos cambios que en la mayoría de los casos han venido para quedarse y han ayudado, por un lado, a reducir la brecha digital, y por otro, a eliminar resistencias al cambio injustificadas (prácticamente siempre lo son) en muchas compañías e instituciones.
3. Reinvención
Como vemos la pandemia ha traído incrementos significativos en la digitalización, lo que ha propiciado nuevas conexiones, y por lo tanto, la necesidad de cuestionarse estrategias y modelos.
Incluso las compañías que tenían bien definida antes del COVID19 su estrategia y transformación, tendrán que revisarla al hilo de los nuevos “acontecimientos”.
La ventana de oportunidad no estará abierta indefinidamente
Afortunadamente parece que avanzamos hacia la denominada nueva normalidad, y por lo tanto, es imprescindible recuperar no solo la actividad sino también las buenas sensaciones.
Es el momento de poner en valor lo que hemos aprendido durante estos 15 meses y olvidarnos de algunas “ilusiones peligrosas” (el impacto en mis clientes es mínimo, tengo tiempo, las cosas volverán a la “antigua” normalidad, etc.) que ponen en riesgo el futuro de la organización.
De entre todos los elementos de la transformación y asociado a la densidad digital destaca, por encima de todos, la gestión inteligente de los datos como un factor aún más determinante en esta nueva etapa.
Más conexiones, más y diferente actividad, más actores, nuevos modelos de negocio, nueva regulación, …
Todo parece indicar que estamos en un nuevo ciclo de transformación y afrontarlo con rapidez, (y por supuesto rigor) es el reto de los líderes actuales.
Además (no se me olvida), se abre una nueva ventana de oportunidad para erradicar el statu quo en la organización.
Os propongo un tema para el debate: ¿Cuáles serían las prioridades en este nuevo ciclo de transformación?
Gracias Adolfo. Una cuestión abierta al hilo de tu hilo: la gestión inteligente de los datos: ¿Cuáles son las claves para distinguirla de la gestión no inteligente? ¿El para qué del dato (propósito)? ¿La automatización de su gestión? ¿Su cantidad? ¿Su usabilidad?
Francisco gracias por participar en el blog. En relación a los dato y su gestión inteligente (o no inteligente) yo diría que esta asociada, fundamentalmente a su aplicabilidad al negocio y a la gestión.
Hola de nuevo Adolfo. Interesante articulo.
Las prioridades que comentas imagino que serán diferentes para cada industria/sector, pero me ha gustado el concepto del articulo de Sandra sobre «ilusiones peligrosas» que creo deberíamos evitar.
Las organizaciones creo que deberían poner foco en el futuro olvidándose de la «antigua normalidad» que probablemente ya nunca volverá.
¿Qué pasa si dejamos de relacionarnos en eventos presenciales para hacerlos todos digitales en sus múltiples versiones? Sigo eventos casi a diario y cada vez mejoran en todo.
¿Cómo afectará este nuevo modelo a la función clásica de «ventas» donde el vendedor casi precisaba del contacto físico con sus clientes?
Entiendo que Sandra comente la importancia de la «gestión del dato» como elemento clave de la transformación, pero este NO es un tema nuevo y se lleva trabajando desde hace muchos años.
Saludos.
Fernando gracias por participar en el blog, es verdad que el tema del dato no es nuevo, pero creo que todavía en general las organizaciones están muy lejos de tener una cultura del dato que las permita aprovecharlo con todo su potencial, en este ámbito también es aplicable el concepto de las «ilusiones peligrosas» que comentas.