“Los datos se están convirtiendo en la nueva materia prima de los negocios.”
Craig Mundie
Esta semana comparto algunas ideas de mi artículo ¿Merece la pena? No regales tus datos publicado en byzness.elperiódico.
La gestión de nuestra información se ha convertido en parte de nuestro día a día. Permanentemente entramos en web’s que nos piden la aceptación de unas condiciones determinadas para poder continuar con nuestra consulta o compra.
Y sorprendentemente, nos hemos acostumbrado a realizarlo de una forma mecánica y ejecutar lo que podríamos denominar como los “aceptados no aceptados”. Guiados por la emoción del momento y pensando en la futura experiencia, hacemos clic sin mayor reflexión, en una casilla que implica dar vía libre a no sabemos cuantas cosas.
Las marcas, y sus sistemas, están preparados (cada vez más preparados) para todo tipo de transacciones y servicios online, la pregunta es ¿estamos nosotros preparados para operar en un mundo en tiempo real? ¿Cuántas veces nos hemos arrepentido de forma inmediata, después de pulsar “aceptar”? Quizás contar hasta diez es un truco analógico que nos vendría muy bien en esta era digital.
En cualquier caso, como mínimo deberían informarnos de:
- ¿Qué datos se han almacenado?
- ¿Cuál es la finalidad y cómo los van a utilizar?
- ¿Cual es el tiempo de conservación?
- ¿Donde se van a almacenar?
- ¿Cómo nos vamos a beneficiar?
Y parece obvio que:
- No debemos facilitar datos innecesarios.
- Debemos ser inteligentes en el uso de contraseñas.
- Es una mágnifica práctica leer la información completa. Los textos son largo, pero es importante leer las políticas de privacidad y de cookies antes de dar nuestros datos personales.
Tenemos derecho a la protección de nuestros datos personales, potestad que nos otorga la capacidad de disponer y decidir sobre toda nuestra información personal.
La facilidad con la que nuestros datos personales circulan por internet, supone importantes y numerosos retos que ni las legislaciones actuales ni la sociedad de la información, han sabido todavía solucionar.
No obstante, se avanza y así la actual Ley de Protección de datos personales y garantía de los derechos digitales incorpora importantes novedades en el ámbito privado relacionadas con la obligación de información a los ciudadanos sobre el tratamiento de sus datos y sobre el ejercicio de sus derechos, parece una ley para el uso de las marcas, pero realmente es una regulación que, en su esencia protege al consumidor y que todos deberíamos conocer.
Pero, sin embargo, según un estudio del ICEMD publicado en Cinco Días, el 75% de los consumidores desconoce esta Ley y un 52% cree que no puede impedir que las empresas faciliten sus datos a terceros y sólo un 37% se ve capaz de obligar a una compañía que los borre.
En un tema de tanta trascendencia que una visita a www.aepd.es (Agencia Española de Protección de datos) resulta más que recomendable.
La gestión y protección de nuestros datos es una cuestión no sólo a controlar en el aire (en la nube) sino también por tierra en las tiendas físicas, donde se ha convertido en un amable hábito la petición de nuestros datos personales ¿Tenemos sus datos?
En cualquier caso, ¿para que los quieren? Pues en realidad, rara es la marca que te ofrece alguna información de valor a partir de la información que le hemos facilitado y, salvo excepciones, aplican unas políticas de fidelización incorrectas y en muchos casos molestas por su intensidad.
A nivel empresas e instituciones proteger los datos personales de sus clientes y empleados debe tener la máxima prioridad y ser un elemento de la máxima sensibilidad.
En definitiva, los datos personales son nuestro tesoro más preciado, por lo que … si no merece mucho, pero mucho la pena, ¡no los regales!