«La energía y la persistencia conquistan todas las cosas»
Benjamín Franklin
Ya lo sé, no todos hemos tenido la fortuna de disfrutar de unas merecidas vacaciones.
Lógicamente en la mayoría de las empresas se ha mantenido la actividad durante el mes de agosto, pero la actividad en esta época se concreta en el mantenimiento del negocio sin avances significativos en los proyectos de cambio o en la toma de decisiones.
Ahora, a la vuelta, retomar la actividad con energía y volver a tomar el pulso de los proyectos estratégicos es el gran reto postvacacional.
En mi experiencia, un método que me ha resultado y me sigue resultando de gran utilidad es crear una “checklist”, no tanto para el seguimiento de proyectos que seguro que tienen una planificación que nos devuelve de inmediato a la realidad, sino para asegurarnos que en el próximo curso se impulsan con la energía necesaria los cambios y valores planificados, como:
La colaboración
Como venimos defendiendo en el blog, generar una cultura de colaboración en las organizaciones es uno de los grandes desafíos de la era digital. Obtener el máximo compromiso y participación tanto de los nuevos profesionales que incorporan la frescura de lo “digital” como la del talento senior que cuentan con la experiencia y fundamentos del negocio, son aspecto de la máxima importancia que necesita una sistemática de seguimiento e impulso directivo.
- ¿Se está generando el contexto adecuado, evolucionando la estructura organizativa y los procesos?
- ¿Se están implantando plataformas tecnológicas que facilitan la colaboración?
- ¿Se está promoviendo la colaboración por los directivos de las distintas áreas?
Innovación
El riesgo de no asegurar un buen modelo de innovación es el riesgo de poner en peligro el futuro de la compañía.
- ¿Se está definiendo, implantando o ejecutando un modelo de innovación que promueve la participación de los profesionales de la organización?
- ¿Es un modelo orientado al negocio y a los resultados más allá de un “concurso de ideas”?
- ¿Tiene definidos objetivos, no solo de monetización sino también de aprendizaje?
- ¿Se han eliminado las barreras que limitan la experimentación?
Desarrollo de capacidades digitales
Sorprendentemente he conocido algunas organizaciones que consideran que el desarrollo de las nuevas capacidades para realizar su labor en la era digital por parte de sus profesionales es una responsabilidad de los propios profesionales y por lo tanto, a nivel corporativo, le dedican escaso tiempo y recursos.
Creo que no puede haber una decisión más desafortunada.
¿Se puede exigir el cambio a los profesionales de una organización sin proveer a sus profesionales de la oportunidad de mejorar sus capacidades?
En esta línea, en el inicio del nuevo curso, es importante asegurarse que:
- Está definido un plan de formación y se realiza un seguimiento riguroso del aprendizaje (no del número de personas que lo realizan).
- Está implantada una cultura que promueve el aprendizaje y mejora continua
- Los profesionales más activos y preocupados por su carrera tienen un espacio de desarrollo que cubra sus expectativas y necesidades.
Orientación al cliente
Todas las comprobaciones que hagamos con la checklist para asegurarnos que la organización está orientada a mejorar la experiencia de los clientes serán insuficientes.
- ¿Los productos y servicios se están definiendo desde las necesidades del cliente, en lugar de hacerlo desde el conocimiento e hipótesis de la propia compañía?
- ¿Se realizan acciones de experimentación en lugar de los típicos (e inútiles) work shop con clientes?
- ¿Se promueve que los responsables de los equipos comerciales prioricen la experiencia del cliente (y su fidelización) a los resultados “a corto”?
“Data Driven Compay”
Un enfoque “Data Driven” maximiza el potencial de los datos en la toma de decisiones, por lo que es importante verificar que se están dando los pasos correctos para conseguirlo:
- ¿Los datos forman parte de la cultura de la organización?
- ¿Se ha definido una política de búsqueda de la información para conocer mejor los comportamientos de los clientes y las tendencias del mercado?
- ¿Se ha evolucionado la organización para agilizar la toma de decisiones?
- ¿Está definido el modelo de gobierno del dato?
- ¿Se están incorporando las capacidades analíticas?
- ¿Se está evolucionando la plataforma tecnológica para dar cobertura a las nuevas necesidades de gestión del dato y conocimiento del cliente?
En “El efecto checklist”, un libro muy recomendable de Atul Gawade, se identifican dos dificultades principales al que se enfrentan los profesionales en entornos complejos. La primera es la inseguridad de la memoria humana, sobre todo en cuestiones prosaicas y rutinarias (o no asociadas con los resultados “a corto”), que se pasan fácilmente por alto bajo la presión de acontecimientos más urgentes. Otra dificultad no menos insidiosa es que la gente es capaz de confiarse tanto, que se salta pasos incluso cuando los recuerda. En el contexto de los procesos de transformación se pueden identificar con tener la falsa ilusión de que el cambio cultural se está produciendo, sin realizar una medición rigurosa de los avances que realmente se están produciendo en la organización.
A nivel individual una checklist complementaría y de especial importancia, en una era de cambios continuos como la actual, es la de nuestro desarrollo profesional.
¿Qué acciones vamos a desarrollar en el nuevo curso para seguir creciendo?
- ¿Un Programa de Desarrollo Directivo?
- ¿Perfeccionamiento de idiomas?
- ¿A qué Seminarios vamos a asistir?
- ¿Programas de Desarrollo técnico?
- ¿Programas de Desarrollo en “Digital Business”?
La presión del “día a día” es tan intensa que, solo una adecuada identificación y planificación de las acciones de desarrollo nos asegurará que seguimos nuestra ruta de crecimiento.
Época del año de buenos propósitos en la que si los tenemos ordenados con una checklist resultará más fácil su ejecución.
¡Buen curso!