“Aprender no es prepararse para la vida. Aprender es la vida misma”

John Dewey

Un interesante artículo de MITSloan Management Review titulado “Cómo los líderes pueden resolver el dilema del aprendizaje” nos lleva a reflexionar sobre uno de los grandes retos actuales de las organizaciones: lograr la competitividad continua de sus profesionales.

El dilema del aprendizaje

Como indica citado artículo, en 1991 el profesor de la Escuela de Negocios de Harvard, Chris Argyris, escribió: “Cualquier empresa que aspire a tener éxito en el entorno empresarial más difícil de la década de 1990, debe resolver primero un dilema básico: el éxito en el mercado depende cada vez más del aprendizaje, pero la mayoría de la gente no sabe aprender.»

Si avanzamos 30 años y nos situamos en el 2021, estas palabras probablemente suenen hoy incluso más ciertas para un gran número de ejecutivos.

Como es lógico, en los procesos de transformación de las empresas, los esfuerzos de formación y desarrollo enfocados a capacitar y mejorar las habilidades de la fuerza laboral, se sitúan entre las principales preocupaciones de los directores ejecutivos de las compañías.

La COVID-19 ha acelerado las tendencias existentes en el trabajo remoto y la digitalización ha puesto de manifiesto, además de la necesidad de cambiar los modelos de gestión, las brechas de habilidades digitales en las organizaciones.

Según el artículo, a pesar de la preocupación del equipo directivo y de las importantes inversiones en formación, cada año muchas organizaciones no satisfacen las necesidades de aprendizaje de los empleados.

Los datos de Gallup (compañía de análisis y asesoramiento) muestran que solo 4 de cada 10 empleados están totalmente de acuerdo en que tienen oportunidades en el trabajo para aprender y crecer.

Sin duda un dato alarmante, pues la formación aparece sin excepción en todas las prioridades de las organizaciones… por lo menos en los “papeles”.

Entonces, ¿dónde van mal las cosas?

Para Argyris, en su estudio “el dilema del aprendizaje” demostró que las organizaciones cometen dos errores críticos:

▪ Definen el aprendizaje de manera demasiado estrecha
▪ No reflexionan sobre cómo los comportamientos internos y los patrones de pensamiento, bloquean el aprendizaje efectivo

Un reto compartido

En este sentido, si analizamos muchos de los programas de formación de las empresas, nos encontramos con, falta de contexto, “café con leche” para todos, formatos exclusivamente presenciales, y lo que resulta más grave, mínima “exigencia” de aplicación inmediata del conocimiento y habilidades adquiridas en su actividad cotidiana.

Seguramente, el reto del equipo directivo, más allá de los tradicionales planes de formación, está en promover entre sus profesionales la inquietud de estar al día y del aprendizaje y la mejora continua.

Instaurar estos valores en la organización se antojan imprescindibles para la rápida adaptación al cambio que necesitan las compañías en la actualidad, porque las organizaciones tienen que aprender, como mínimo, con la misma velocidad con la que cambia su entorno (mercado, clientes y competencia).

En mi experiencia, la mejor práctica se produce cuando se genera un compromiso compartido, y la responsabilidad del crecimiento profesional es tanto del propio empleado como de la empresa.

Creo que estamos hablando de un aspecto tan vital para nuestro desarrollo, que, como profesionales, no podemos “externalizar”.

Un modelo en revisión

Como compartíamos en el post del 16-1-2018, los nuevos modelos de aprendizaje deberían ser:

Colaborativos, en la medida que el profesional participa activamente en su desarrollo y, por tanto, en la hoja de ruta de su formación
Personalizados, definido en función de perfiles, capacidades y futuro.
Digitales, incorporando todas las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías.

Según Ally MacDonald (editora senior de MIT Sloan Management Review), “los factores de éxito para las empresas dependen de la alineación estratégica con los objetivos organizacionales y la apertura de los líderes para adoptar nuevos enfoques, para respaldar una línea de talento construida para el siglo XXI”.

Vivir en modo aprendizaje continuo, tanto a nivel empresa como a nivel individual, significa tener mentalidad de crecimiento.

Una mentalidad fundamental para abordar con garantías los continuos desafíos a los que nos estamos enfrentando en la actualidad.

Compartir

2 comentarios de “El reto del aprendizaje continuo

  1. Gonzalo Arboleda P dice:

    El aprendizaje continuo es el alma y nervio de una organización.Sin el aprendizaje continuo y permanente la organización sufre la enfermedad de la parálisis.

    • Adolfo Ramirez dice:

      Gonzalo, gracias por participar en el blog.
      Totalmente de acuerdo con tu comentario, sin aprendizaje continuo la parálisis organizativa es inevitable.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *