“Todos somos muy ignorantes, lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosa”.

Albert Einstein

 

La actual pandemia ha venido a poner de manifiesto con gran claridad algo que ya era una realidad, y a la que posiblemente no le hayamos prestado la atención y acción que realmente requería: la brecha digital.

Con brecha digital nos estamos refiriendo al hecho de que ciertas partes de la población tienen oportunidades sustancialmente mejores para beneficiarse de la nueva economía que otras partes de la población.

Esta “desigualdad”, como estamos visualizado y en muchos casos sufriendo, tiene, y lo que es más importante, tendrá un mayor impacto en el futuro, en ámbitos tan críticos como la educación, la salud, las finanzas o la comunicación.

La brecha tiene un primer objetivo básico, como es el de disponer de un acceso a Internet razonable, pero lógicamente, sólo con ello, aunque muchos puedan pensarlo, no se elimina el gap del que estamos hablando.

Las etapas de la brecha digital

Siguiendo a Nielsen Norman Group, la brecha digital tiene tres etapas:

  • Económica, que se manifiesta en el hecho de que algunas personas no pueden permitirse comprar un PC o una conexión con Internet.
  • De usabilidad, mucho peor que la anterior y se fundamenta en el hecho de que la tecnología en muchas ocasiones sigue siendo demasiado complicada y muchas personas no sabrían utilizarla incluso si tuvieran el PC gratis.
  • De empoderamiento, probablemente la más difícil de cerrar y a la vez la más peligrosa, incluso si los dispositivos e Internet fueran extraordinariamente fáciles de usar, no todos aprovecharían al máximo las oportunidades digitales, y peor aún, se podrían ver inmersos en situaciones muy negativas tanto desde el punto de vista económico como reputacional

La desigualdad generada por la falta de entendimiento es una realidad que se ha mantenido constante durante todos los años de crecimiento de Internet.

Numerosos estudios demuestran que las habilidades de investigación (búsquedas) resultan extraordinariamente inadecuadas cuando se trata de resolver problemas en la Web.

En nuestro país, en un contexto en el que, sin duda, vamos a ser más digitales, muchos ya hablamos del “Digital por defecto”, resulta imprescindible asegurar dos aspectos básicos:

  • El despliegue de la Red con suficiente calidad a todos los puntos de España para conseguir que todas las personas puedan estar conectadas.
  • Asegurar la disponibilidad digital de todos los servicios públicos

Además, hay ámbitos que por su gran impacto social y económico, precisan de una aceleración especial:

Educación

Informaciones del El País señalan: “los rectores estiman que 36.000 alumnos tienen trabas técnicas para seguir las clases o examinarse” “y, como vemos en el gráfico, el 75% de los directores de la enseñanza privada aseguran que sus profesores manejan las herramientas ‘online’ frente al 45% de la pública”.

Es evidente, que la nueva normalidad nos llevará a nuevos modelos de educación híbrida, en los que la enseñanza remota tendrá un gran protagonismo.

Por lo tanto, estudiantes, profesores y centros educativos tendrán que contar con las capacidades, técnicas, organizativas y pedagógicas adecuadas para desarrollar satisfactoriamente sus distintas actividades formativas.

Salud

Según Expansión, la pandemia del coronavirus va a marcar un punto de inflexión en la adopción en España de la telemedicina, que permite un uso más eficiente de los recursos y alivia la presión asistencial sobre la red sanitaria.

Sin duda, a partir de ahora, muchos contactos médico-paciente se realizarán de manera virtual y serán informados con evidencias del entorno real, donde tecnologías como Internet de las cosas tendrán un protagonismo especial.

Para  Deloitte para el 2025 (hoy este horizonte se ha aproximado) el hogar será un lugar habitual para el cuidado / seguimiento rutinario de la salud y más del 70% de los españoles realizarán una video-consulta.

Pero no nos engañemos, lo que ha ocurrido en la cuarentena ha sido que, en general, se le ha perdido el miedo a las herramientas y muchos pacientes han contactado digitalmente y de forma gratuita con sus médicos, lo cual en una situación como la actual habla muy favorablemente de las empresas o plataformas que lo han facilitado.

No obstante, el reto es mucho mayor, y se tendrá que avanzar hacia modelos más integrados (visión única) e híbridos (físico / virtual) en las relaciones y seguimiento de los pacientes. En este contexto, pasaremos del tradicional “pida cita” a recibir digitalmente en mi dispositivo dos opciones para la próxima revisión qué, según el diagnóstico, será física o virtual.

Y por supuesto, las nuevas tecnologías no permitirán estar mejor informados sobre nuestro perfil genético, nuestra salud actual y potenciales enfermedades futuras.

Como vemos, la brecha digital puede generar una gran desigualdad en un ámbito tan esencial como el de la salud, en el que además confluyen dos aspectos que no debemos olvidar: los que más atención necesitan, son, en muchos casos, los que mayor barrera encuentran en su “acceso” a las soluciones digitales y por lo tanto donde prioritariamente tendríamos que actuar para solucionarlo.

Pymes y autónomos

Un post sobre la brecha digital quedaría injustificadamente incompleto sin hacer referencia a la situación de pymes y autónomos.

Seguro que la situación después de la pandemia experimentará algún cambio,  pero la realidad es que antes de la cuarentena, sobre el 90% de los pequeños negocios seguían sin vender por internet.

La crisis nos ha ayudado, pero es necesario eliminar la falsa impresión de que es complicado y caro. La gran duda (y en muchas ocasiones barrera) de por dónde empezar se ha disipado en esta crisis a gran velocidad, porque desde el principio estaba clara: es por el cliente.

Hoy las tecnologías son muy accesibles para todo tipo de empresa (grande o pequeña) y está en la actitud del empresario o directivo, el verdadero desafío de eliminar la brecha y aprovechar las oportunidades de la disrupción digital para situar a su negocio en otra dimensión.

En cualquier caso, el primer paso, a todos los niveles, para eliminar esta brecha generadora de una gran desigualdad, es entender que estamos construyendo una nueva realidad en la que el paradigma será “lo digital por defecto” frente a la situación anterior a la pandemia de “lo digital por excepción”.

¡Cuidaros mucho!

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4 comentarios de “El reto de eliminar la brecha digital

  1. Marta Isabel Díaz García dice:

    Gracias Adolfo, como siempre muy buena reflexión. Yo añadiría un aspecto que, si bien no es muy explícito, creo que es básico para entender la resistencia o desinterés de un sector de la población que no teniendo dificultades de ningún tipo en el acceso a digital, sin embargo, considera que en algunos ámbitos lo digital debe aún ser la excepción. En el ámbito educativo universitario todavía hay profesores (muchos) que apuestan por lo presencia y no por lo digital, de tal forma que esta pandemia les ha pillado sin contar con herramientas ágiles para ofrecer el servicio que necesitan los alumnos. En lo que único que piensan es en volver al status quo anterior, ignoran que no existe y sus instituciones empiezan a quedarse atrás en relación a otras que no han tenido ningún problema de adaptación.
    Por otra parte, esta misma actitud está presente en una buena parte de los usuarios de servicios de salud, quienes han preferido posponer meses sus citas a tener una cita online. Muchos médicos, psicólogos clínicos, o logopedas (por poner algunos ejemplos), han visto como sus consultas se han reducido a un 10-20% (o menos) a pesar de ofrecían las citas online a usuarios que contaban con los medios digitales. Hace falta urgentemente la alfabetización digital de la población, somos seres sociales sin duda, pero confiamos demasiado (aunque sin evidencia) en la mayor eficacia de lo presencial en detrimento de lo digital. La era digital está aquí pero mucha población no cuenta con un sistema de creencias que le permita utilizarlo.

    • Adolfo Ramirez dice:

      Maria Isabel, muchas gracias por tus reflexiones y por participar en el blog, sin duda como dices y he tratado de exponer en el post, la brecha degital es un elemento claro de desigualdad, que entre todos tenemos que minimizar y elimintar.

  2. Fernando Gómez de Calatrava dice:

    Hola Adolfo. Ya sabes que soy un fan de tus post y de tus CITAS.

    Estando de acuerdo en que el GAP digital, cada vez se hará mas pequeño (y el que no lo cubra desaparecerá), para mi el Gap mas problemático es el «educativo», en el sentido de que nuestros políticos han optado por seguir igualando por abajo en vez de buscar la excelencia y fomentar el esfuerzo.

    Recuerdo mis tiempos de bachillerato, donde no pasaba nada porque a partir de los 14 (esa era la edad de educación obligatoria) el que no valía para estudiar pasaba al mundo del trabaj0 (bien en aprendiz en un oficio determinado, bien continuaba con la formación profesional, eminentemente práctica).

    En el mundo TIC en el que me muevo harían falta a día de hoy muchos mas FPI y FPII, y sobran ingenieros que a los pocos meses o años ya no quieren seguir desarrollándose cómo técnicos.

    La «titulitis» en vez del conocimiento es un mal de nuestra sociedad actual. ¿De verdad pensamos que aquellos que han tardado mas del doble de años en acabar sus carreras que número de cursos cursados, son la mejor inversión que cómo país podemos hacer de nuestros impuestos? Nadie se puede quejar en la sociedad en la que vivimos de no poder acceder a la educación si posee las capacidades (antes es verdad que no pasaba esto, me refiero a 45/50 años atrás), pero querer presumir de las generaciones mejor formadas por el número de títulos universitarios que expedimos (públicos y privados) es engañarnos.

    Pero claro, en eso de falsear los datos, tenemos unos profesionales de la propaganda entre TODOS nuestros políticos.

    • Adolfo Ramirez dice:

      Fernando, muchas gracias por compartir sistemáticamente tus reflexiones en el blog.

      Parece increíble que se sigan desaprovechando las enormes posibilidades digitales para desarrollarnos en cualquier etapa de nuestra vida.

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