“El mundo está cambiando muy rápido. Ya no será el más grande el que golpee al pequeño, será el más ágil el que golpeará al lento”
Inspirada en Rupert Murdoch

“Son las instrucciones que tengo de la central”, “es lo que me dejan hacer los sistemas”, “no tengo atribuciones para autorizar esta operación”. Estas son frases que, sorprendentemente, seguimos escuchando los clientes una y otra vez. La razón es muy sencilla: falta de empoderamiento de los profesionales que se relacionan con los clientes o, lo que es lo mismo, la falta de agilidad y orientación al cliente (aunque ésta se ponga continuamente en los “power point” de estrategia).

Como se desarrolla en “Digitalízate o desaparece”, en un mercado cada vez más dinámico y cambiante como el actual, las compañías sin capacidad de reacción y adaptación a los cambios son empresas que desaparecerán. Digitalización y agilidad son dos componentes inseparables. Hoy, mas que en cualquier otro momento, la agilidad no es una opción, estamos inmerso en la filosofía del “one click” y, prácticamente, todo lo que no ocurre en tiempo real nos parece lento.

Creo conveniente precisar que ser ágil es mucho más que desarrollar proyectos con metodología “Agile”. Sin duda, bien aplicada puede ayudar y mucho en la transformación de la organización. Ser ágil es un aspecto cultural que va mucho más allá que la aplicación de una metodología, por muy potente que sea, e implica llevar a cabo una serie de acciones como:

  • Establecer el dato como un activo estratégico de la organización e invertir en recursos y tecnología para, a través de ellos, maximizar el conocimiento de los clientes.
  • Sistematizar la escucha a los clientes para ser los primeros en entender los cambios en sus comportamientos.
  • Descentralizar la toma de decisiones aproximándola al cliente.
  • Formar a los equipos en los nuevos modelos de análisis y relación.
  • Simplificar la estructura. Eliminar burocracia y promover una gestión transversal y colaborativa que elimine silos organizativos.
  • Desarrollar la metodología “agile” como un elemento de la estrategia y transformación, no como una moda para ser modernos y sin impacto en la cultura.

El profesor de la London Business School, Donald Sull, considera tres dimensiones en la agilidad empresarial que resultan de gran utilidad para adoptarla en las organizaciones:

  • Dimensión estratégica: habilidad de detectar y cuantificar las oportunidades de innovación más destacadas que se dan en el mercado antes que los competidores.
  • Dimensión táctica: capacidad de gestionar los recursos, como el capital y el talento, de manera rápida y eficaz desde todas las áreas del negocio.
  • Dimensión operacional: habilidad vinculada a la toma de decisiones. Es decir, se trata de hacerlo de manera más rápida y efectiva que las empresas de la competencia, marcando una diferencia significativa en el mercado.

Un buen ejercicio en las organizaciones sería analizar cuál es su situación en cada una de estas dimensiones. ¿Cuánto tardamos en reaccionar ante la innovación del mercado?, ¿cuánto tardamos en reasignar recursos?, ¿cuántos niveles existen entre la decisión y el cliente?

La digitalización es el gran aliado de la agilidad, tecnologías como big data, permiten la gestión masiva de la información y acelerar la toma de decisiones. Por su parte, hay otras tecnologías como Cloud, que aporta rapidez, movilidad y eficiencia, la inteligencia artificial, que promueve la personalización y automatización de los procesos, IoT, que facilita información y gestión de actividad y entorno, o el blockchain, que genera confianza entre las partes y elimina intermediarios innecesarios.

Posiblemente, hoy la gran diferencia entre las denominadas big tech y startup y las empresas tradicionales sea la agilidad. Por lo tanto, ir ganando terreno a la burocracia, a los intermediarios y niveles innecesarios, a la resistencia de “soltar el poder” se han convertido es retos prioritarios para los equipos directivos de las compañías.

La agilidad tiene que ser un elemento esencial del ADN de las compañías, tiene que vivirse en sus proyectos, en sus relaciones con proveedores y clientes y en su toma de decisiones.

Para el debate: ¿Cuál te parece la principal barrera para agilizar las organizaciones?

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6 comentarios de “El poder de la agilidad en la transformación de las organizaciones

  1. Ferran Pi Roca dice:

    Una importante barrera es la falta de proactividad en adoptar nuevas tecnologías y nuevas habilidades. Es como si se esperase a que el resto de organizaciones lo hagan y sea algo ya común en el contexto para hacerlo ellos. Mientras algunas empresas están moviéndose rápido y se espabilan para averiguar y aprender qué tienen que hacer para continuar siendo competitivas y adquirir nuevas capacidades, hay otras que están como inmovilizadas y se mueven de forma muy conservadora. Ni siquiera facilitan que sus empleados se formen en competencias digitales. Y algunas de estas últimas son empresas importantes.
    Hay contrastes que llaman la atención como, por ejemplo, en el Mobile World Congress ves el dinamismo que hay en muchos equipos y startups. Por contra, en otras empresas de otros ámbitos hay personas que si publican su perfil en Linkedin pueden recibir represalias de su empleador. Asustan un poco estas brechas entre unos y otros.

  2. Luis Mateos Keim dice:

    AGILIDAD OSMOTICCA:
    «Para mi ser ágil es multidimensional. Voy a explicarlo solo para OSMOTICCOS como tú, Adolfo.

    Ágil es aplicar constantemente el ALGORITMO DE DECISION para priorizar en TIEMPO REAL el siguiente paso en todos los KIUBS actualizando las VARIABLES y PONDERACIONES en el momento de que cambie la información que se tiene de LAS PLAGAS.

    SIendo estrictos AGILE no es ágil, sino una rigidez veloz. Es una escalera de peldaños que depende de la agilidad de las órdenes que vienen de «arriba»

    «Agil» radical es que las órdenes vengan de dentro de cada uno sin necesidad de coordinar toda la estructura. LOS ALGORITMOS son lo que se actualiza y se sincroniza , NO SE TRATA DE ACELERAR LA IMPLEMENTACION DE LAS ÓRDENES, se trata de sincronizar relojes, metas e internalizar la toma de decisiones para el camino de forma que TODO sea compatible sin tener que «pedir permiso».

    ESO ES AGILIDAD. «

  3. Cristina Ramos dice:

    Sin dudarlo, barreras mentales y estructurales (https://cristinaramosvega.com/romper-barreras-pro-la-agilidad/).

    «Romper barreras mentales y estructurales para construir una nueva cultura corporativa» fue el tema de una ponencia que di en su día en la PAM2016. Comparto algunos comentarios y momentos de la misma en https://cristinaramosvega.com/pam2016-ponencia-agilidadcorporativa/.

    También comparto en https://cristinaramosvega.com/las-3ds-la-agilidad/ las 3 dimensiones en las que habría que trabajar la agilidad para disfrutar de sus bondades: la cultura, el proceso y la estructura.

    Feliz día!

    • Adolfo Ramirez dice:

      Cristina muchas gracias por compartir tus conocimientos sobre la Agilidad, dimensión en la que eres una referencia.
      Un abrazo,

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