“No puedes adquirir experiencia haciendo experimentos (ni
dando conferencias). No puedes crear la experiencia. Debes
experimentarla”

Albert Camus

Un fenomenal artículo de mi buen amigo José Manuel Casado, titulado como mi post del pasado 5 de septiembre, en el que hace referencia a un desayuno que tuvimos hace unos días y en el que hablamos sobre la nueva situación que estamos viviendo, compartiendo, desde distintos planteamientos, nuestra experiencia con empresas y profesionales, me ha animado a escribir un segundo artículo sobre el tema, quien sabe si acabará en una trilogía. En su artículo Jose Manuel, haciendo referencia a Antonio Puig, creador de la conocida marca de perfumes, hablaba de las cuatro etapas del ser humano:

  • Aprender a hacer
  • Hacer
  • Enseñar a hacer
  • Dejar de hacer

Como muy bien dice y comentamos con nuestro café, tanto él como yo estamos en la tercera etapa, por lo menos vocacionalmente, y me da la impresión que por bastante tiempo, porque a esto de compartir ideas y no tener jefe te terminas enganchando. Como venimos comentando en este blog, tres son las dimensiones que están generando la disrupción en el mundo: la globalización, la digitalización y la longevidad. Y es en esta última, en la que se están generando en los últimos tiempos interesantes movimientos en nuestro país.

El pasado 11 de diciembre, tuve la ocasión de asistir a la presentación del libro “La Revolución de las canas“ de Antonio Huertas, Presidente de Mapfre, e Iñaki Ortega, Director de Deusto Business School. Los autores presentaron una visión optimista, enfatizando en las oportunidades que supone el alargamiento de la vida. El libro presenta a la población madura como un recurso valioso y un reto de innovación de crecimiento, ideas con las que estoy absolutamente de acuerdo. Por un lado, la experiencia resulta fundamental en épocas de cambios continuos y exponenciales como los actuales. Precisamente, están siendo las organizaciones que mejor están sabiendo fusionar el trabajo y la colaboración de las distintas generaciones y sus capacidades, las que están avanzando con mayor rapidez en sus procesos de transformación.

Por otro lado, la longevidad es un fenómeno nuevo y tanto la sociedad y como las empresas tienen que ser capaces de desarrollar nuevos modelos de desarrollo. Recomiendo, en este aspecto, la lectura de “La vida de 100 años” de Lynda Gratton. La realidad es que millones de personas van a seguir trabajando, ahorrando, experimentando y consumiendo. Como dicen en su obra, y lo suscribo al cien por cien, el factor humano, la capacitación y la experiencia son activos que están por encima de la edad de las personas y de las
empresas. Una iniciativa que está teniendo un gran impacto es la “Generación Savia”.  Una iniciativa cuyo propósito es ser el punto de encuentro entre personas, instituciones y empresas donde potenciar las oportunidades y la empleabilidad de los profesionales senior.

«Generación Salvia» aglutina servicios y recursos e inspira cambios para poner en valor la experiencia de toda una generación. En el desarrollo de su manifiesto recoge la idea que venimos comentando de fusión intergeneracional: “Se dice que el futuro pertenece a los jóvenes. No es cierto. El mundo es tan complejo, tan rico y tan diverso que nos necesita a todos. Los retos que presenta el futuro requieren acción, pero desde reflexión; gente intrépida, pero desde el sentido común; nuevas habilidades, pero también conocimiento profundo; frescura, pero enriquecida con la experiencia; optimismo desde el realismo; creatividad desde la responsabilidad”.

Hoy desde la práctica, puedo decir que las posibilidades, según mi experiencia,  de aplicar conocimiento y experiencia en todos los ámbitos, empresa, pymes, starup, autónomos, etc., son increíbles, incluso diría que más que una posibilidad, en muchos casos se ha convertido en una clara necesidad de subsistencia e imprescindible para abordar los nuevos retos de la disrupción digital. Por ello, es importante que se desarrollen iniciativas para que estos profesionales con magnifica actitud y gran experiencia encuentren espacios en los que puedan seguir aportando valor a la sociedad.

¡Ah! y cada vez me gusta más, y a otros muchos, lo de: “Demasiado joven para jubilarme, demasiado viejo para tener jefe”.

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12 comentarios de “¡Demasiado joven para jubilarme, demasiado viejo para tener jefe! / 2ª entrega

  1. María Sánchez Galdó dice:

    Me encanta Adolfo! la actitud, las ganas de hacer cosas de crear, de innovar, de aportar, sin la seguridad de un puesto «fijo» tanto de los jóvenes como de los senior es definitivo para afrontar los desafíos con los que la vida no deja de sorprendernos. Yo me hice demasiado vieja para tener jefe a los 44 años, hace ya 10, y espero estar otros 25 desafiándome y con oportunidades para hacerlo. Gracias por tu artículo Adolfo y espero que escribas la trilogía.

  2. Ferran Pi Roca dice:

    Me asusta un poco la clasificación de Antonio Puig. Si bien se entiende en el contexto pero creo que lo de «aprender» debe ser siempre, no sólo en una etapa. Lo de «enseñar a hacer» está bien pero en una posición de humildad sin dejar nunca de aprender. Lo de «dejar de hacer» depende si el cuerpo y la mente están en forma. ¿Por qué renunciar a hacer si hay ganas de hacer?.
    Asimismo, el período de vida se alarga. Hoy se vive hasta los ochenta y tantos de promedio, mucho más allá de la edad de jubilación. Respetando la realidad de cada uno, ¿por qué nos limitamos tanto a la edad de jubilación de 65 años? Hay muchas personas que han conseguido hacer cosas muy interesantes en edades maduras y muy maduras. Limitar a las personas por la edad es una gilipollez. Lo que sí hay que cuidar es la «máquina» para que nos acompañe bien en forma y en continuo aprendizaje, para hacer cosas valiosas hasta que nos de la gana hacerlas.

    • Adolfo Ramirez dice:

      Ferrán estoy de acuerdo con tus precisiones a la clasificación que se comenta y también en cuidar la «maquina» que nos va a permitir seguir aprendiendo, compartiendo y haciendo cosas interesantes.

  3. Diego Antoñanzas dice:

    Creo que la Transformación digital ha tirado al suelo todas las etapas. Siento ser tan drástico, pero solo sobrevivirán aquellos que estén dispuestos a aprender de forma permanente. La velocidad de cambios en los procesos empresariales y sobre todo las demandas de los clientes hacen que el aprendizaje deba de ser continuo. ¡así que adelante a los que nos encanta seguir aprendiendo!

  4. Juan Cornago Ruiz dice:

    Estoy de acuerdo con tu clasificacion de las etapas del ser humano.
    En lo que a mi respecta lo he pasado muy bien en la tercera y durante bastantes años. Ahora estoy iniciando la cuarta, aunque como disfruto mucho de mi nieta todavía no he abandonado del todo la anterior. Ja ja ja.
    Un abrazo

  5. Ana Cobos Lopez dice:

    Buenos días Adolfo,
    Muy interesante y enriquecedor lo que dices. Lo que también es cierto que el desempleo y la desesperanza también es una asignatura que tenemos pendiente.
    No hace mucho tiempo, pude asistir a unas charlas en Endesa (Generación Savia) y nos presentaron la situación de los seniors, como se nos llama ahora. el 38% de desempleo, aunque decir que ha mejorado este 2018.
    A mi lo que me preocupa y ocupa, es lo que podemos hacer para ayudarnos a mantener el espíritu, cuando atravesamos por una situación de desempleo > 45 años, y a reincorporarnos de nuevo al mundo de la empresa (empleado o externo). Y me temo que no veo muchas políticas económicas, sociales….y esto si que merece una buena reflexión.
    Nuestros países vecinos hicieron los deberes hace ya algún tiempo, y aunque no libres de análisis y seguimiento, tienen unos indices de desempleo, mucho menores que nosotros.
    Gracias de nuevo,

    • Adolfo Ramirez dice:

      Ana gracias por participar en el blog. Conozco el proyecto Savia y desde luego es una magnifica iniciativa. Seguro que no es el mejor escenario, pero como siempre será la actitud (es lo que esta en nuestra mano) con la que abordemos las distintas situaciones las que nos dará los mejores resultados.

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