“La sabiduría no es el resultado de la escuela, sino el resultado de un esfuerzo constante por adquirirla”

Albert Einstein

Ahora más que nunca tenemos la necesidad de aprender y volver a aprender para seguir siendo competitivos en un mundo que cambia a gran velocidad.

Las empresas están inmersas en procesos de transformación, en los que una de las piezas claves es la necesidad de desarrollar una mentalidad de aprendizaje continuo que se convierta en un catalizador del cambio, de la innovación y de la competitividad.

Desde las organizaciones el aprendizaje continuo consiste en proveer a los profesionales de los programas y oportunidades para mejorar sus capacidades. Es un modelo que, como mínimo, aporta tres características diferentes a los modelos tradicionales:

  • Es colaborativo, en la medida que el profesional participa activamente en la definición de su desarrollo y por tanto en la hoja de ruta de su formación.
  • Es personalizado, definido en función de perfiles, capacidades y futuro.
  • Es digital, incorporando todas las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías.

La reciente historia está demostrando que las compañías que consiguen generar en sus trabajadores este espíritu de aprendizaje continuo, se convierten en poco tiempo en empresas más innovadoras, más competitivas y por lo tanto líderes en sus mercados.

El proceso de transformación es un momento idóneo para revisar el modelo de  formación e incorporar las nuevas ideas y el dinamismo que se necesita en momento de disrupción como los actuales.

Parece evidente que el “café para todos”, en términos de formación, es un sistema obsoleto y de escaso impacto (excepto el coste  económico) en profesionales cada vez más diversos y con funciones cada vez más especializadas.

Otro dato a tener en cuenta es la correlación evidente entre aprendizaje continuo y adaptación a los cambios. Los equipos dispuestos a aprender y mejorar de forma sistemática son equipos dispuestos a experimentar nuevas formas de trabajo y, por lo tanto, magníficos agentes de cambio.

En este contexto, los buenos líderes tienen que ser capaces de generar esta inquietud por aprender, innovar y mejorar, facilitando e impulsando dinámicas colaborativas de aprendizaje que, en muchos casos, exceden su propio ámbito de gestión, lo cual facilita la ruptura de “silos” y consecuentemente avanzar hacia una visión más completa e integrada de la empresa por parte de sus profesionales.

El ejemplo se convierte, una vez más, en el mejor aliado de este liderazgo.

En cualquier caso, a nivel personal no podemos hacer “outsourcing” de nuestro crecimiento y por lo tanto tenemos que ser los primeros en generarnos el hábito del aprendizaje continuo desde la premisa de “mente de principiante” que vengo defendiendo en este blog como la mejor forma de afrontar nuestro desarrollo.

Además de nuestra participación activa en los planes de formación de nuestra empresa u organización, es importante generar una sistemática de aprendizaje continuo.

En mi caso, por ejemplo, desde hace tiempo me funciona dedicar 30 minutos diarios a este cometido utilizando distintas fuentes:

  • Suscripción a publicaciones online (HBR, Forbes, Emprendedores, MIT, Singularity, Expansión, …)
  • Blogs generalistas y especializados según la actividad
  • Lector de RSS para organizar y acceder a noticias (en mi caso utilizo Feedly)
  • Resúmenes de libros online (Leader summaries, get abstract, …)
  • Redes sociales (en este ámbito utilizo LinkedIn y Twitter)

La asistencia a 1 o 2 conferencias bien elegidas al año y un libro “en lectura” son magníficos complementos para estar al día de una forma continua.

El registro de estos 30 minutos en la agenda (en uno o dos “huecos”) es la clave para conseguirlo.

Una dinámica que nos hará más competitivos en nuestro trabajo. No cabe duda, que las personas que tienen inquietud por aprender y mejorar  están mejor posicionadas para su desarrollo profesional y liderarán los procesos de cambio en las organizaciones.

Debate propuesto ¿Tienes un plan de aprendizaje continuo?

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6 comentarios de “El aprendizaje continuo es la energía del desarrollo

  1. Ferran Pi Roca dice:

    Henry Paulson, el secretario del Tesoro en los Estados Unidos cuando se produjo la crisis financiera del 2007, dijo: «La única cosa que nunca puede dejar de hacer es aprender». Sin duda, la crisis financiera fue un gran aprendizaje. Creo que hay que estudiar a cualquier edad, se tengan 20 años o 70. Aprender a liderar Personas y ofrecer excelencia a través de una buena ejecución de lo que se hace. Aprender a ser resilientes y abiertos de mente. Aprender a desaprender lo que alguna vez funcionó pero que ya no sirve para la nueva era.

  2. Fernando Gómez de Calatrava dice:

    Adolfo, no puedo estar mas de acuerdo en todas tus reflexiones. Es una pena sin embargo que tengan que ser «solo» las empresas (sobre todos las privadas) las que faciliten esta decisión siempre individual del aprendizaje continuo y permanente.
    Lamentablemente el gap que existe entre lo que «enseñamos» en las Universidades y Escuelas de Formación Profesional y las necesidades de las empresas (y ahora me refiero mas al mundo TIC que es el que conozco) sigue ampliándose.
    O generamos los skills necesarios para el mundo digital actual, o tendremos que seguir importándolos vía offshore.

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